Muchas personas aman su trabajo y se esfuerzan al cien por ciento en él. No obstante, en ocasiones puede haber accidentes que cambian la vida por completo, en un abrir y cerrar de ojos.
Como le sucedió a David Lee, un zapatero que sufrió un terrible accidente en su trabajo mientras recortaba el tacón de un zapato el pasado mes de enero, y su mano terminó enganchada en la máquina, perdiendo su pulgar derecho al instante.
De alguna manera, el hombre de 40 años logró llamar al número de emergencias y esperó con toda calma a que llegaran los paramédicos para auxiliarlo.
“Vi caer mi pulgar en el suelo. Aunque no tuve dolor, evité verme la mano y con calma apagué las máquinas en la tienda. Inmediatamente, supe lo malo que era y me preocupaba no poder volver a arreglar zapatos. Todo sucedió muy rápido y salí a tomar un cigarrillo mientras esperaba la ambulancia”, comentó David.
David fue trasladado de urgencia al Hospital King’s Mill, en Mansfield, Nottinghamshire, antes de ser trasladado al Centro de Manos Pulvertaft, en el Hospital Royal Derby, donde los médicos sugirieron una insólita cirugía.
Para el equipo médico, la mejor solución para el trabajador zapatero era coser el dedo hallux, también conocido como dedo gordo del pie, a su mano. Y, aunque se escuchó extraño, David coincidió en que era lo más viable para retomar su vida cotidiana.
“Pensé que nunca volvería a hacer mi trabajo y que iba a perder mi negocio. Como persona diestra, no habría podido hacer mucho trabajo, era muy consciente de ello”, señaló el hombre.
Aunque no es nada fácil utilizar con naturalidad su nuevo dedo, David cumple con todos sus ejercicios fisioterapéuticos y no pierde las esperanzas de adaptarse por completo a su nueva condición.
“Se siente pesado tener un dedo del pie donde debería estar el pulgar. Hacer el fisio y el trabajo de fuerza en mi mano ha hecho que se sienta más como un pulgar normal. Tengo la esperanza de tener más coordinación y sensibilidad”, dijo David.
Gracias a esta poco común cirugía, que únicamente se realiza a personas que han perdido gran parte de su dedo pulgar, este trabajador hombre ha podido volver a hacer lo que tanto ama: arreglar zapatos y pintarlos hasta que luzcan como nuevos.
“Este procedimiento solo se ofrece a pacientes que han perdido gran parte de su pulgar, generalmente cerca del nudillo.
Las reconstrucciones de pies a pulgar son bastante raras, pero estamos muy satisfechos con los resultados que estos pacientes han logrado.
Es el primer maestro zapatero que he conocido, así que es realmente agradable escuchar que ha vuelto a hacer lo que más le gusta”, comentó el cirugano Jill Arrowsmith.
No cabe duda de que, cuando se es una persona tan apasionada y entregada al trabajo, como David, no hay ningún obstáculo que no pueda vencerse.
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