Carmen Solá relata el drama que ha vivido desde que su esposo José Padilla, de 60 años, fue diagnosticado con coronavirus en España.
El día 08 de marzo llamaron a la vivienda de la familia para decirles que finalmente José sería operado del trasplante de riñón que necesitaba, el día siguiente fue sometido a la cirugía y se estaba recuperando exitosamente.
Pero el 16 de marzo fue diagnosticado con coronavirus, desde ese día permaneció aislado en el hospital, el 19 de marzo lo trasladaron a la Unidad de Cuidados Intensivos.
Su esposa, Carmen, fue ingresada el 22 de marzo en otro hospital tras ser diagnosticada con COVID-19. Ese día habló con su esposo en horas de la mañana a través de una llamada telefónica, horas después le dijeron que su estado de salud había empeorado.
Tres días después, mientras Carmen permanecía en el hospital recibiendo tratamiento médico, recibió una llamada en la que le dijeron que su esposo había fallecido.
Ella se quedó desconcertada y devastada, no esperaba recibir tan trágica noticia después de haber conversado con José sin notar que estuviera muy grave.
Pero lo peor pasó dos días después, cuando recibió otra llamada del personal sanitario del hospital en la que le dijeron que su esposo estaba mejorando y respondiendo satisfactoriamente a la medicación.
Ella no comprendía lo que sucedía, preguntó si había un paciente con el mismo nombre, pero le colgaron la llamada y desde entonces no ha vuelto a saber más nada de él.
Carmen no comprendía cómo podrían haberla llamado dos días después de la muerte de su esposo para decirle que estaba mejorando, hasta ahora no ha logrado encontrar las respuestas.
Ha acudido a los medios de comunicación para denunciar su caso, asegura que aun no ha recibido un informe médico que diga el estado de salud de su esposo y la causa de su fallecimiento.
Tampoco permitieron que ningún miembro de su familia reconociera el cuerpo ni estuviera presente en la incineración.
“Cuando me avisaron que había muerto yo estaba en otro hospital ingresada y con la impotencia de no poder hacer nada ni verlo”, relató Carmen.
“Dos días después me dicen que, si yo soy la señora de José Padilla y que mi marido está reaccionando a la medicación”, agregó. Ella les dijo que eso no podía ser, exclamó que él había fallecido y sufrió un ataque de ansiedad.
“He estado una o dos semanas esperando a que fuera verdad y a que me llamaran al teléfono móvil, pero no me han llamado, así que pienso que es verdad que era él el paciente que murió”, dijo la señora.
Pero en su corazón agobiado y desconsolado a veces reina la incertidumbre de no saber si su esposo podría estar vivo.
Relató que les entregaron en una bolsa plástica las pertenencias de su esposo y que al revisarlas en casa notó que faltaban algunas.
“Me falta un reloj, un cupón de lotería dedicado y unas gafas de sol. Me han dicho que allí no están. Me han dado todas las pertenencias y qué raro que falte eso precisamente, ha sido una cosa detrás de otra, es que no encuentro consuelo”.
El drama de esta familia es muy conmovedor, algunos han tenido que sufrir la cara más cruel del coronavirus. Compartamos un mensaje de solidaridad.