«¿Qué te estás inyectando?», fue la única pregunta que los oficiales le dirigieron a la joven diabética que atravesaba una grave crisis de insulina, antes de agredirle al creer que se trataba de una drogadicta.
El angustiante relato de Maureen Goldzveig Villaflor, una joven chilena, que fue sometida al maltrato más injusto por parte de dos policías, ha sido compartido por miles de personas en las redes sociales, y ahora la joven sólo busca que se haga justicia.
La joven se encontraba en la estación Tobalaba del Metro de Santiago, en Chile. Era la tarde del 19 de abril, cuando de repente, empezó a sufrir uno de los episodios críticos propios de su diabetes mellitus tipo 1, la misma que sufre desde hace 8 años.
Pero ese día fue uno de los peores que le ha tocado vivir:
“Hoy 19/04/2018 a las 19:20 aproximadamente, por primera vez me tocó vivir una situación de injusticia e ignorancia en el Metro De Santiago, y de verdad me siento horrible, ya que nunca pensé que mi condición me traería tantos problemas o más bien la ignorancia de la gente”, empieza el relato de Maureen, que lo publicó en su perfil social, y al momento tiene más de 40.000 compartidos.
La joven pasó a relatar que empezó a sentirse muy mal, y ya que estaba experimentando una hiperglicemia, con muchos mareos y sed crónica, con la insulina que le sobrepasaba los 450 mg/dl, cuando lo normal para una persona es de 50 mg/dl, entonces decidió tomar la medida drástica de inyectarse insulina en ese mismo momento.
Confiesa que es algo que nunca se había atrevido a hacer porque reconoce que los demás no tienen por qué saber lo que le pasa y por tanto, le resulta un poco incómodo hacerlo en público. Y justo, para evitar a la gente ignorante que no sabe que sus inyecciones son insulina, normalmente no lo hace.
“Me tuve que inyectar en el metro y tras inyectarme unas señoras que estaban a mi lado mirando lo que yo hacía, se fueron… Y a los 3 minutos vuelven con dos policías y un guardia del Metro de Santiago, para luego preguntarme:
«¿Que te estás inyectando?… Y luego susurrándole a su compañero, le dice: Sí, llévatela, es drogadicta”
“Toda la gente me miraba como un bicho raro y con desprecio como si de verdad fuera drogadicta», prosigue su relato Maureen.
«Me soltaron al fin, y rompieron mi lápiz de insulina sólo para «verificar» que de verdad era insulina… Y la verdad, chicos, no saben la impotencia que siento”, escribió.
La joven asegura que fue puesta contra la pared por los funcionarios, que el miedo no la dejaba respirar y por el estado de pánico en el que estaba, vomitó.
«Continuando con esto me golpearon en la cadera con un fierro de esos que llevan los policías y me duele mucho en este momento», mientras yo trataba de explicar: «Yo sólo soy diabética , me estaba inyectando insulina».
Un par de mujeres trató de ayudarla, pero nada parecía dar resultado.
Finalmente, Maureen, decidió publicar toda su historia para acudir a la ayuda de alguien que pudiera haber visto la escena y grabarla para usarla como prueba y demandar lo sucedido.
Una ola de reacciones de ira e indignación se suscitó en torno a la publicación y muchos animaron a la joven a pedir los videos de las cámaras de seguridad de la estación para de ese modo poder iniciar una demanda.
Este es el texto completo del relato de Maureen: