Sierra Leona es uno de los países más pobres del mundo, tras una guerra civil y el paso de la epidemia de ébola ha quedado devastado, inmerso en la miseria y la descomposición social.
Según la explicación de un misionero salesiano llamado Jorge Crisafulli en el cortometraje “Love” dedicado a crear conciencia sobre la horrible realidad que se vive en el lugar, “la vida de un perro se respeta más que la de una niña”.
Con motivo del Día Mundial de la Prostitución Infantil será estrenado el corto que relata cómo la calle y el sexo a cambio de dinero es parte del día a día de 2.500 niñas en Sierra Leona.
Ellas juegan, sienten como niñas, mientras viven el infierno de ofrecer su cuerpo a desconocidos por un euro al día como mecanismo para sobrevivir.
“Nadie cuida de mí, soy responsable de mí misma, vendo mi cuerpo para comer”, aseguró una de las niñas identificada como Aminata Jalloh, es huérfana y comenzó a trabajar como prostituta en Freetown cuando cumplió 13 años.
Raúl de la Fuente es el director del documental, intenta rescatar a las menores mientras les ofrece opciones para sobrevivir lejos de la esclavitud sexual y el maltrato.
Hay varios factores que influyen sobre la decisión de las niñas para dedicarse a la prostitución: la orfandad, las familias desmembradas y la extrema pobreza son los principales.
En las redes de prostitución sufren agresiones brutales, son rechazadas por la sociedad y tienen alto riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual como sida y hepatitis B.
La mayoría de las niñas han nacido en la calle, no conocen a su familia y no han recibido ningún tipo de educación. Ellas desconocen que pueden quedarse embarazadas o enfermarse cuando comienzan a ofrecer sus servicios como trabajadoras sexuales.
Incluso algunas no saben que es la menstruación, tampoco utilizan ningún método anticonceptivo de barrera, cuando los conocen no los suelen utilizar porque no es la preferencia de los clientes.
Al parecer la única forma de sobrevivir para las niñas que nacen y trabajan en las calles es someterse a la esclavitud sexual, a través de la prostitución obtienen entre 1,5 y 2 euros diarios.
En las redes de prostitución infantil están involucrados clientes, policías, políticos y empresarios.
Una de las jóvenes, Aminata, de 17 años, es una de las 150 niñas que han sido rescatadas gracias al programa llamado “Girls OS+” que emprendió en 2016 el misionero salesiano Crisafulli para estudiar cuántas jóvenes eran obligadas a prostituirse en Sierra Leona.
La joven se acercó una noche a un grupo de menores y les pidió que fueran a Don Bosco Fambul, para que pudieran bañarse, comer y someterse a estudios médicos. Después de comer todas comenzaron a jugar con ositos de peluche “como niñas”.
Una demostración de la inocencia y candidez que estaba siendo corrompida por la violencia y la esclavitud a la que eran sometidas sin conocer sus derechos y sin tener calidad de vida.
Desde entonces, Crisafulli emprendió un proyecto para educarlas, “la clave de futuro para estas niñas es proponerles soñar”, aseguró él. Así fue como empezó un proyecto junto a 30 trabajadores sociales para que las jóvenes se sintieran acogidas en un hogar sin ser juzgadas y donde velaran por su salud y bienestar.
“Les decimos que no son basura, que son obras maestras”, dijo el misionero salesiano que estima que al terminar este año hayan rescatado a 300 niñas y a 900 en los próximos tres años.
Él confiesa que sabe que es una labor muy peligrosa porque debe mantenerse en contacto con proxenetas y mafias, pero asegura que denunciara los abusos, aunque le cueste la vida.
El documental “Love” se convirtió en la voz de las niñas prostituidas en Sierra Leona desde los 9 hasta los 14 años aproximadamente.
Es admirable el proyecto que han emprendido, el mundo no puede ser indiferente ante una realidad tan dura. Compartamos un mensaje para condenar la violencia.