Los pulpos son unos de los seresmás inteligentes y hábiles sobre la tierra. Pueden no tener huesos, pero les sobran hábiles tentáculos y un cerebro capaz de solucionar problemas e idear cosas que nos sorprenden cada vez más.
Es lo que le sucedió al buzo Edi Frommenwiler, quien casi se ahoga de la risa tras descubrir un extraño comportamiento con este tentacular molusco.
Lo que el científico capturó es uno de los ejemplos más notables (y divertidos) del buen uso de las herramientas que se tienen a libre disposición en el reino animal. Y a fin de cuentas, lo que sucede muchas veces con los humanos también. Ya se dice que ante la falta de medios, el ingenio es el mejor aliado para sacarnos de los más gordos apuros.
Y al parecer a este pulpo, ingenio y astucia es lo que le sobra
Las imágenes muestran al animal de ocho extremidades caminando por la orilla del mar, o más bien corriendo hacia un fin muy particular. Se lo ve llevar dos mitades de una cáscara de coco rota, pero el buzo no logra descifrar a dónde se dirige ni para qué tendría tanta urgencia de llevar esas cortezas bajos sus tentáculos.
El pulpo utiliza sus ocho tentáculos para caminar de forma simultánea a lo largo del suelo.
Sin duda, el sabio pulpo es más listo que cualquiera y sabe exactamente lo que hace.
Algunos estudios han revealdo que estos animales suelen tener la previsión de reservar las cáscaras de coco para usarlas como refugios de protección cuando exploran áreas donde podrían tener la necesidad de esconderse de algún peligro.
Jamás la comunidad científica había constatado en un hilarante video lo que este pulpo pensaba hacer a continuación:
Efectivamente, el octópodo se apresura para en un abrir y cerrar de ojos introducirse rápidamente al interior de la cáscara de coco, y convertirla en su hogar.
Este curioso hallazgo se produjo en las costas de Indonesia, dejando a todos sin palabras.
Nadie se imaginaba que el pulpo tomara toda la viada para escapar tan rápido como pudiera y esconderse en el caparazón sin más.
Este material es usado por ellos como medio de transporte o como un caparazón para refugiarse
Julian Finn, una investigadora del Victoria Museum en Australia, fue parte de los primeros científicos que presenciaron este comportamiento, y quedó tan impresionada que reveló su experiencia a los medios:
«Casi me ahogo de la risa cuando vi esto porprimera vez. Podría jurar que iba a hacer algo, pero no esperaba esto, no esperaba que cargara el caparazón a cuestas y se escapara».
¡Es sorprendente la inteligencia de los animales!