La pérdida de un ser querido es dolorosa, pero cuando en la misma familia fallece más de un miembro y por la misma causa, es desolador. Esa experiencia la vivó una mujer en Brasil en plena pandemia, su caso conmovió a los usuarios de las redes sociales.
No puede creer todo lo que está viviendo
Adriana Miyuki Kawaguti Saviani es una maestra de 40 años que trabaja en Santa Isabel. Amaba mucho a su famila. Sus dos hermanas, Sandra Satie Kawaguti y Cristiane Naomi Kawaguti no viven en su misma ciudad, una está en São Paulo y la otra en Vila Velha.
Mitio Kawaguti, de 68 años era el padre, un hombre conocido por su trabajo como maestro de educación física. La madre, Sonia Kawaguti tenía 66. Titose Kawagutitodos, de 95 años y Kazuo Kawaguti, de 101 eran los abuelos de la familia.
A pesar de las precauciones la abuelita se contagió y fue hospitalizada junto a su hijo Mitio el 10 de marzo. La situación era preocupante debido a que la ancianita, unas semanas antes, había sido ingresada a un hospital para tratarle una anemia.
“En el primer síntoma, mi padre fue a la farmacia y dio positivo, mi madre fue y dio negativo. A mis abuelos, en cambio, les tomaron una muestra en casa y dieron positivo, pero no tenían síntomas”, dice Adriana.
Mitio se complicó, tenía baja oxigenación, dificultad para respirar y presión arterial baja; y la abuela, dificultad para comer y respirar. La madre fue ingresada el 12 de marzo, recibió tratamiento y fue devuelta a casa, ese mismo día ingresaron al abuelo, Kazuo.
Dos días después entró nuevamente Sonia. Ambos estaban delicados, su saturación de oxígeno estaba entre 90 y 80. Mitio pasó a la UPA de la ciudad por el Servicio Móvil de Emergencias durante la noche y tuvieron que intubarlo. Por desgracia, la abuela murió el 11 de marzo y el padre, siete días después.
“Es una avalancha de emociones, no podemos decir con certeza lo que sentimos. Hablamos mucho por videollamada, porque mis hermanas no viven en la ciudad, una está en São Paulo y la otra en Vila Velha (ES). Cada uno vive su propio dolor y lo afronta como puede”, expresó la dolida Adriana.
El abuelo falleció el 17 de marzo, y Sonia a los dos días. Las tres hijas, los tres yernos y el nieto que los sobrevivieron quedaron destruidos, no podían entender por qué sus seres tan amados perdían la vida en un mismo mes de esa manera.
“Lo peor es no ser despedido, no poder mirar a cada uno de sus rostros por última vez y volver a casa con un papel diciendo que ninguno volverá a casa. Vivimos un día a la vez, recordando las cosas buenas que cada uno de ellos ha hecho por nosotros y los diversos mensajes de solidaridad, desde que mi padre, mis abuelos y mi madre fueron hospitalizados”, agregó Adriana sollozando.
Adriana contó que sus abuelos no habían sido vacunados, cuando fueron a hacerlo ya el hijo, Mitio, estaba contagiado, y no sabían si ellos también, les indicaron que debían esperar por lo menos quince días para la evaluación y posterior vacunación.
No hay nada más importante que la familia, por eso no dejes de apreciar cada instante de felicidad junto a ellos.
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