Nuestras posibilidades de respirar, ver, escuchar, caminar, comer y hablar, dependen del tronco encefálico, la parte del cerebro que se encuentra justo por encima de la parte posterior del cuello, conectado a la columna.
Sin embargo, existe un flagelo oncológico denominado glioma pontino intrínseco difuso (GPID), que no es sino un tipo de cáncer que ataca dicha central nerviosa.
Llamado así porque crece a partir de células gliales, o de soporte del cerebro y que, en este caso, ha trastocado el de Lily Jha,una pequeña de siete años a quien se le diagnosticó recientemente junto con una esperanza de vida de un año, tiempo que comenzó a descontarse desde el 21 de septiembre pasado, fecha en la finalizó su tratamiento.
El mismo incluyó intensas sesiones de radioterapia para tratar de frenar, o al menos paliar el crecimiento de los tumores, en una verdadera carrera contra el tiempo. La naturaleza de la preocupación de sus padres se hizo más que evidente, ya que la niña requiere de un ensayo clínico que, de resultar exitoso, podría alargar su vida al menos un quinquenio más.
Sin embargo, el procedimiento es delicado y muy costoso y, debe ocurrir dentro de las 12 semanas posteriores a la finalización de su ciclo de radioterapia, en una carrera contra el tiempo la familia busca reunir desesperadamente 384.000 euros para salvar su vida, ya que Lily tendrá que viajar a los Estados Unidos para ser estudiada en ese país.
Lily Jha es una niña alegre y entusiasta
“Con la poca investigación que existe sobre el GPID, los ensayos son extremadamente limitados y los criterios de elegibilidad pueden variar, pero lo más probable es que debamos llevarla a los Estados Unidos”, dijo su padre.
Al percatarse sus papás de los movimientos cada vez más lentos y torpes, la llevaron al hospital y fue trasladada de inmediato a urgencias en el Royal Victoria Infirmary, un centro de atención médica ubicado en Newcastle, Reino Unido, donde fue diagnosticada.
Vale decir que toda la comunidad local que rodea a Lily y su familia se ha dado a la tarea de dedicarse a la niña preocupados, sobre todo, por brindarle más tiempo de calidad en vida, uno que deje una huella en el recuerdo de los días que le resten en este plano.
“¿Por qué yo? No importa cuánto intenten decirte que no es tu culpa, te preguntas: ‘¿Qué hemos hecho mal?#8217;. Es muy difícil aceptar eso y durante las primeras tres o cuatro semanas, fue muy difícil hablar de ello y contárselo a familiares y amigos”, expresó el hombre y padre de Lily.
Su padre, Vineet, describe amorosamente la personalidad «vibrante» de Lily. «Lily es muy, muy animada. Es una chica muy sociable, es muy buena para hacer amistades y es una muy buena matemática. Es una muy buena hermana mayor de Mia, de dos años».
Como toda niña Lily está planeando su fiesta de cumpleaños, está atenta al comienzo de clases de su hermana, sabe cómo convencer a su papá para ir por un helado y, lo más importante es que sabe cómo vivir feliz.
Lily Jha y su papá Vineet
Lamentablemente, hasta el momento no existe una cura para este tumor y el índice de supervivencia en casos de GPID sigue siendo muy bajo. Sin embargo, tenemos fe en que podrán obtener los recursos que le permitan seguir siendo una niña feliz durante muchos años más.
Comparte esta historia, ayudemos a Lili a recibir el tratamiento que necesita y esperemos que sigan apareciendo curas que salven cada día más y más vidas inocentes.