Rebekah Spader es una dulce niña que se encuentra tratando de disfrutar al máximo sus últimos meses de vida. A muy corta edad fue diagnosticada con Síndrome Mielodisplásico.
Esta enfermedad consiste en un grupo de cánceres que se desarrollan en la médula ósea y pueden convertirse en un peligroso tumor terminal.
Rebekah apenas tiene 10 años.
Cuando recibieron la terrible noticia su familia comenzó a luchar con todas sus fuerzas. La pequeña Rebekah se sometió a todos los tratamientos posibles e incluso recibió un trasplante de médula ósea.
Los médicos guardaban toda su esperanza en este último procedimiento, pero pasadas unas semanas confirmaron que el cáncer seguía extendiéndose por el resto de su cuerpo.
Rebekah recibió el diagnóstico cuando tenía tan solo 6 años.
La pequeña Rebekah ya se encontraba cada vez más agotada por estos difíciles tratamientos, así que sus padres decidieron detener los procedimientos médicos y dejarla disfrutar al máximo el poco tiempo que le queda.
Rebekah también sufre un trastorno hereditario del sistema nervioso que hace que su condición se deteriore mucho más rápido.
Afortunadamente, Rebekah cuenta con un hermano mayor que la apoya y acompaña en estos momentos tan difíciles. AJ Spader decidió darle un regalo muy especial a su hermanita. Cuando llegó la hora de hacer un baile en la escuela, AJ sabía quién era la chica perfecta para compartir esta ocasión.
El hermano de Rebekah acaba de cumplir 15 años de edad.
La familia no sabe con exactitud cuánto tiempo le queda a Rebekah, pero saben que es muy poco probable que logre disfrutar de sus propios bailes de la escuela.
“Él piensa mucho en todas las cosas que su hermana no podrá vivir. El baile de graduación o quizás toda la secundaria. Quería ayudarla a guardar un hermoso recuerdo”.
Después de invitarla al baile con un colorido cartel, la pequeña Rebekah se sintió muy emocionada y comenzó a prepararse para esa noche tan especial. Su familia la ayudó con un hermoso peinado y un elegante vestido, así que todo parecía apuntar a que sería una noche verdaderamente perfecta. Como es la tradición, AJ le regaló a su hermana un brillante ramillete y ella lo lució con mucho orgullo.
“Quiero pasar con ella tanto tiempo como sea posible”.
Cuando llegó el momento, Rebekah acompañó a su hermano mayor y a sus amigos en una cena previa al baile y todos pasaron una noche inolvidable. A pesar de su delicado estado de salud, la linda Rebekah está llena de energía y adora hacer reír a los demás.
“Su risa es genial. Es muy divertida y es simplemente maravilloso pasar tiempo con ella y crear nuevos recuerdos”.
Después de una encantadora cena, la pequeña Rebekah se sintió un poco nerviosa para ir al baile y prefirió quedarse en casa. Sin embargo, toda la familia se encuentra muy orgullosa del bonito gesto de AJ y los inolvidables momentos que compartieron juntos.
En un momento tan difícil, esta familia nos da una valiosa lección de amor, no te vayas sin compartirla.