Los hijos son por lo general, quienes entierran a los padres. La ausencia de un ser querido siempre es un desafío para los que se quedan, pero en el caso de padres que pierden a un hijo, el dolor es más profundo.
Ver partir a un hijo, es ver irse una parte de uno mismo para no regresar jamás, no es algo natural. Por otra parte, no saber qué ocurre tras el umbral del más allá, aunado a la nostalgia, es un reto doble.
En pasados días, una madre brasileña vivió en carne propia el desafortunado fallecimiento de su pequeño bebé de 21 semanas de gestación, durante una visita de rutina al Instituto de Mujeres Dona Lindu, un hospital de Manaus, en Brasil.
El dolor de la madre ante esta irreparable pérdida movió la sensibilidad de un hermoso grupo de enfermeras que, con la intención de aliviar en algo el inmenso sufrimiento de la joven progenitora, escribieron una carta a los padres en primera persona, es decir, desde la perspectiva del bebé.
“Papá y mamá. Durante 21 semanas y 3 días, pude sentir cuánto me aman y yo también los amaba. Sé que serán excelentes padres. ¡Quédense en paz! Nací y volví al cielo el 30/09/19 a las 14:45 horas en el Instituto de Mujeres Dona Lindu y pesaba 0.370 gramos. Iré donde sea que vayan para siempre. Con amor: Jander Gael Rodriguez de Menezes”, se lee en la carta.
A la tierna misiva le fueron agregadas, en hermoso detalle adicional, las huellas de los piecitos del niño, así como la pulsera de identificación que utilizó Jander Gael durante su breve paso por la vida.
Las sentidas y solidarias líneas fueron publicadas en redes sociales por un estudiante de medicina, Marcelo Augusto, quien hace las prácticas para graduarse de Ginecología y Obstetricia, quien celebró el gesto de las profesionales de la salud, indicando la mística y entrega del personal a pesar del duro trabajo y de las dificultades que conlleva su profesión.
“Frente a todo el caos que atraviesa la salud en la Amazonia, la falta de medicamentos básicos, camas […] dejando a muchos profesionales desanimados […] este equipo que hoy pasó el día de servicio, desempeñó su papel con tanto amor al prójimo, honrando el juramento que hicieron el día de su graduación” escribió Augusto.
Paula Andrea Machado, una de las redactoras de la carta aseguró que, parte importante de su trabajo es saber cómo confortar a quien sufre y tratar de ayudar en algo a hacer más llevadero el dolor de una pérdida como esta.
Paula Machado, una de las enfermeras que escribió la carta
Lo que más quiere un padre que ha perdido a un hijo es tenerlo de vuelta. Por desgracia, nadie puede conceder ese deseo. Pero tú sí puedes ayudar. Saber qué es adecuado decir o hacer es importante.
Si sucede lo que todo padre teme, puede ser lo suficientemente intenso como para perder la razón. Sin embargo, el apoyo de los familiares y amigos es indispensable. Puede que no ayude enseguida, pero créeme que algún día lo hará.
En medio de tanto dolor, estos padres recibieron consuelo a través del gesto de las enfermeras y jamás podrán olvidarlo. Compártelo.