Sin lugar dudas para quienes anhelan ser padres, tener un bebé es la experiencia más hermosa de su vida. Sin embargo, si el bebé no es deseado este puede traer consigo algunos problemas, es por eso que muchas madres adolescentes optan por dar en adopción a sus hijos antes de que estos nazcan para asegurarse de que ellos tengan una familia que los ame mientras que ellas pueden avanzar con su futuro hasta el día que realmente estén listas para volver a ser madres.
Este fue exactamente el caso de la joven Markeya Atkins de 16 años que había decidido dar en adopción a su hijo a la pareja de lesbianas Rachel y Heidi Mcfarland del estado de Iowa, quienes incluso estuvieron presentes en el parto en Diciembre del 2013 y fueron quienes cortaron el cordón umbilical, si esto fuese una noticia alegre podríamos decir que hasta allí llega la historia, pero tristemente no es así.
Apenas unos meses después de dar en adopción a su hijo, quien fue llamado Gabriel, Markeya cambio de opinión y reclamó al infante de regreso.
La joven alegó que el abogado de la pareja, Jason Rieper, nunca la hizo firmar los papeles donde cedía la custodia del infante, por lo que Rachel y Heidi no pudieron hacer más que entregar a su hijo de vuelta a su madre biológica.
Pocas semanas después del intercambio, el 22 de Abril, el padre de Gabriel, Drew Weehler-Smith, de 17 años fue arrestado y condenado a 50 años en la cárcel por el asesinato en primer grado del pequeño Gabriel de apenas cuatro meses de edad, Rachel y Heidi se enteraron del terrible acontecimiento mientras veían las noticias locales y la tristeza y desesperación las llevó a demandar a su propio abogado por no realizar el papeleo necesario para que ellas pudieran haber conservado al bebé sin derecho a réplica.
Afortunadamente para Rachel y Heidi la corte falló a su favor y se les fue entregada la suma de 3.25 millones de dólares para ayudarlas a sobrellevar esta horrible experiencia; sin embargo, es totalmente compresible que la pareja aún se sienta destruida por el acontecimiento.
Es como perderlo por segunda vez, lo trajimos a casa desde el hospital, cortamos el cordón umbilical”, declaró Rachel en 2014.
La pareja había financiado los gastos médicos de la madre y la habían acompañado a todas las citas con el médico, incluso habían planeado aprender lenguaje de señas después de saber que Gabriel nacería con problemas auditivos, habían pasado cada momento posible preparándose para la llegada del bebé.
Es increíble cómo un pequeño error le costó la vida de este bebé, que pudo haber tenido un futuro hermoso junto a sus madres que tanto lo amaban y deseaban darle lo mejor.
Que en paz descanse este pequeño, esperamos que ningún otro niño tenga que sufrir esa pesadilla.
Compartamos esta historia para prevenir a otros padres adoptivos de situaciones como esta.