En un mundo donde la desigualdad social cada vez crece más y más y los índices de pobreza alcanzan límites increíbles cada vez se hace más difícil vencer las brechas de clases y privilegios.
Ese es el dilema con el que los padres hoy en día debemos criar a nuestros hijos. Cuando cada vez que salen a la calle ven tantas injusticias de forma cotidiana.
¿Cómo enseñarles sensibilidad para saber que esto no es algo normal?
Pues el siguiente experimento social pone a prueba precisamente eso, la capacidad de los niños para sensibilizarse ante los sufrimientos y necesidades de aquellos más necesitados que ellos, aún por encima de las suyas propias.
A un grupo de niños les dan un billete de un dólar para comprar un helado.
Son niños felices, caminan, corren, juegan y bromean con sus padres confiando plenamente que no les faltará nada.
Es la mayor dicha posible, la inocencia máxima, la tranquilidad de la infancia protegida y llena de alegría con adultos que velan por su bien en todo momento.
Pero al momento de recibir ese billete los niños no saben que junto con él se les presenta una decisión. Tienen la intención de usar el billete para comprar un helado pero algo pasa en el camino.
¿Estos niños gastarán el billete en comprar ese helado que desean o responden a las necesidades de alguien más que se presenta en su camino?
Los pequeños se ven enfrentados a una realidad muy seria y profunda que muchos adultos aún no han logrado internalizar.
Las decisiones respecto a donde decides gastar tu dinero te otorgan el poder de modificar el mundo en el que vives.
Esto es una verdad fundamental para nuestro mundo actual y muchos adultos aún no se dan cuenta de lo que esto representa.
Preferir una tendencia sobre otra, preferir una compañía sobre otra, ayudar a una persona y no a otra…
Todas son decisiones que pueden influenciar su comunidad, país y hasta el entorno global.
Las personas hemos vivido mucho tiempo bajo la etiqueta de consumidores, entes sin pensamiento o voluntad que compra bienes de forma indiscriminada. Pero la realidad está muy distante de esa imagen aterradora.
Somos patrones o patrocinantes de aquello que decidimos apoyar a través de las decisiones económicas que tomamos sobre dónde gastar nuestro dinero, bien sea mucho o poco.
Estos niños deciden entre comprar un helado o ayudar a un hombre sin hogar, es super tierno, pero más que eso es una lección del tipo de mundo que somos capaces de construir con nuestras decisiones.
Míralo bien, la niña del final es la más inteligente, te lo aseguro. 😉
Comparte esta hermosa lección, los niños tienen mucho que enseñarnos.