La apariencia física no debería ser ningún impedimento para ejercer cualquier trabajo. Pero, lamentablemente, muchos ámbitos de la sociedad siguen siendo completamente injustos hacia las personas y la cultura de origen afroamericano.
Esto fue lo que padeció una recepcionista brasileña que fue expulsada de su trabajo en una clínica médica por rehusarse a dejar de utilizar las tradicionales trenzas características de su cultura, las cuales no afectan para nada en su desempeño laboral.
Todo sucedió cuando el superior de la joven, cuya identidad no ha sido revelada por su seguridad, volvió de vacaciones y se percató de que su cabello estaba trenzado. Con una actitud poco amable, el sujeto tomó una fotografía a la mujer para que su peinado fuese analizado por otra área y así determinar si era apropiado o no.
Las trenzas son parte de su identidad y tienen derecho de portarlas orgullosos
Tras la supuesta revisión de imagen, el superior se dirigió nuevamente hacia la recepcionista en una llamada telefónica y le pidió dejar de trenzar su cabello porque no era algo acorde a la empresa. Pero, valientemente, la mujer se negó a cumplir con la petición, siendo despedida días después.
«El despido fue discriminatorio, en represalia por la negativa de la solicitud», dijo la recepcionista.
El caso fue abordado por el tribunal correspondiente, para hacer justicia. El coordinador de la clínica dijo en el proceso que el peinado no se ajustaba al estándar estético que exigía la buena imagen institucional del negocio y que el despido se debió a la crisis económica consecuencia de la pandemia de COVID-19.
Pese a que el hombre argumentó en todo momento haberse conducido con respeto y cordialidad, la llamada telefónica en donde amedrentaba a la joven con modificar su peinado fue capturada y utilizada en su contra.
Lucharon por hacer justicia
«Te estoy dando la opción de encajar con en el código de vestimenta de mi empresa. Te doy un uniforme, ¿no? Voy a enviar a alguien para que te enseñe cómo llevar tu cabello para que sea adecuado”, se escuchó decir al hombre en la llamada telefónica.
Gracias a las evidencias recabadas, el tribunal ordenó el pago de 6 mil dólares a la mujer, en compensación por los inconvenientes que padeció tras ser despedida al negarse a quitarse las trenzas para trabajar en la clínica médica.
Para el juez Henrique Macedo la situación era clara, la mujer había sido objeto de racismo. El cabello es un elemento crucial en la identidad de las personas afroamericanas y trenzarlo es una manifestación de su cultura. Nadie debe impedirles hacerlo.
Enhorabuena por el juez y la mujer que no descansaron hasta hacer justicia. Ojalá que situaciones como estas marquen un precedente para todas las personas que no respetan la cultura de los otros.
Luchemos por un mundo mucho más justo, en donde la apariencia y el peinado no determine tener derechos o no. Comparte y ayuda a hacer consciencia.