La vida está llena de muchos altibajos y son muchos quienes se dejar caer por cualquier dificultad sintiendo que nada puede hacerlos seguir adelante; por otra parte, están aquellos que toman las dificultades como impulso para ser mejores y conseguir muchas más cosas a pesar de haberlo perdido todo.
Hace poco tiempo se conoció la noticia de un hombre que lo había perdido absolutamente todo, Abdul Halim al-Attar, de 33 años, vivía en un mundo destrozado por la guerra que lo había dejado sin nada.
Pero a pesar de todo esto, él se levantaba cada mañana para trabajar y así brindarle un futuro a su pequeña hija.
Abdul Halim al-Attar vendía bolígrafos en las calles bajo el ardiente sol de verano de Beirut para mantenerse a sí mismo y a su familia; él sabía que solo de esta manera, trabajando y siguiendo adelante, lograría cuidar de su pequeña hija.
Antes de eso, Al-Attar solía trabajar en una fábrica de chocolate, pero fue detenido en un campo de refugiados palestinos, parecía como si el mundo se le viniera encima. Aunque es de Siria, al-Attar es palestino y no tiene una ciudadanía siria.
Es por eso que al-Attar tuvo que pasar por muchísimas cosas; sin embargo, gracias a su trabajo y a la amabilidad y el apoyo de los bienhechores, fue capaz de construir su vida una vez más para sí mismo y para los demás.
Hace algún tiempo ya, se habían difundido por todo internet las fotos de este devoto padre quien cargaba a su hija dormida en brazos mientras trabaja en las calles bajo el inclemente sol. Estas imágenes conmovieron el corazón de millones que no podían creer lo valioso del amor de este padre.
Debido a estas imágenes, un amable periodista en línea en Noruega, Gissur Simonarson, creó una cuenta en Twitter para realizar una campaña para ayudarlo, cuando la cerró tres meses más tarde, la campaña había recolectado casi cuarenta veces más de lo que habían previsto.
Gracias a toda la gente que pudo colaborar por el bien de este hombre, hoy en día se ha levantado y pudo salir adelante.
Y gracias al dinero recaudado, Al-Attar abrió una panadería hace dos meses, una tienda de kebabs y un restaurante. Su personal está formado por 16 refugiados sirios.
Las cosas parecen ir muy bien para este hombre y además se mudó a un lugar más amplio para poder darle a su pequeña de 4 años más comodidad y seguridad, ella parece amar a su padre y su otro hijo de 9 años al fin volvió a la escuela después de haber faltado durante 3 años.
Gracias a la ayuda de tanta gente, Al-Attar está recibiendo buenos ingresos para cuidar de su familia y además retribuir ayudando a los demás, dice que la gente ha sido muy amable con él, además de que todos lo respetan por haber invertido el dinero de sabia manera.
Comparte esta hermosa historia e inspiradora historia que nos hace recuperar la fe en la humanidad.