Nuestro transitar por la vida es limitado, nadie escapa de ello. Pero es lamentable cuando la vida de una persona valiosa y apreciada, termina de una forma inusitada. Tal es el caso del deceso de un famoso chef inglés, que dejó consternado a quienes lo apreciaban.
Gary Rhodes nació en Londres en 1960, su familia se mudó a Gillingham, Kent. Asistió a la universidad de catering en Thanet, donde conoció a su esposa Jennie con quien permaneció casado treinta años, y tuvo dos hijos: Samuel y George.
Gary y jennie
Su padre los abandonó, y para ayudar a su madre se convirtió en el cocinero de la casa, cuando ella iba a trabajar.
“Mi padre me dejó y mi hermano y mis dos hermanas me hicieron crecer muy rápido. Cuando miro hacia atrás, me doy cuenta de que tenía una cabeza bastante responsable sobre mis jóvenes hombros. Me hizo mucho más fuerte, porque tenía que serlo, algo bueno salió de lo malo», dijo Gary.
Así inició su gusto por la cocina. En los noventa formó parte de la primera gran ola de chefs que alcanzaron fama, haciendo que la comida británica lograra reconocimiento. Tenía un estilo fresco y moderno, llevaba el pelo puntiagudo y engelatinado, poco común para los chefs del momento.
Su primer trabajo en un restaurante fue a sus 19 años en el Amsterdam Hilton. En esa época fue atropellado por una camioneta, mientras se dirigía a un tranvía en Amsterdam. Sufrió un coágulo de sangre en el cerebro, le hicieron una operación a nivel cerebral que duro ocho horas.
Los especialistas le previnieron los riesgos que tenía si volvía a recibir alguna lesión en la cabeza.Se retiró del fútbol que era su deporte favorito como precaución, y se cuidaba lo más que podía. El tiempo fue pasando y los logros y éxitos siguieron llegando.
Incursionó en la televisión por primera vez en un programa de la BBC llamado Hot Chefs, junto con dos colegas, Antony Worrall Thompson y Ken Hom, y el presentador Ross King. Tuvo una serie en 1994, Rhodes Around Britain, y viajaba por todo su país buscando platos tradicionales.
Escribió dieciocho libros de cocina de enorme aceptación. Su éxito como chef fue imparable, su amor por la cocina británica y su trabajo le hizo merecedor del récord de cinco estrellas Michelin.
Pero, cierto día a sus 59 años, después de un excelente día de rodaje con Rock Oyster Media para ITV en Dubai, donde vivía con su esposa desde 2011, algo terrible ocurrió. Terminó de cenar con su esposa, y resbaló y cayó, la lesión en la cabeza fue letal, Gary falleció.
“Después de la cena, desafortunadamente Gary colapsó en su residencia y fue llevado de urgencia al hospital, pero falleció debido a un hematoma subdural”, informó su amigo y colega Vineet Bhatia.
Días antes Gary había estado en el restaurante de Bhatiaen Dubai para filmar su serie de televisión, lo vio contento y tranquilo, pero no olvidará la última frase que le oyó decir: la vida no podría ser mejor.
Todos sus colegas, amigos, familiares y usuarios de las redes, lamentaron su pérdida. Afuera del restaurante Rhodes W1, propiedad de Gary, dejaron flores y un cartel con un emotivo mensaje.
“Siempre estarás en nuestros pensamientos y corazones”, decía el cartel.
Gary deja un vacío en el corazón de muchas personas, especialmente en el de su amada Jennie, con quién seguramente se reencontrará en algún momento, pero su legado permanece, así como el recuerdo de su rockera y atrevida personalidad.
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