La jubilación de una persona representa un antes y un después en su vida. Dejar el lugar y las personas con quien se ha estado día a día es algo significativo, más aún cuando se ama lo que uno hace. Como pasó con un conserje en una escuela de Georgia, a quien todos despidieron como un “Rey”.
John Lockett es un hombre de 83 años de los cuales casi cincuenta ha trabajado en las escuelas del condado de Carroll, en Georgia, Estados Unidos.Los últimos diez ha estado dedicado a atender a los niños en la escuela primaria Sand Hill, y estar atentode la limpieza y cuidado de las instalaciones.
Durante todo ese tiempo se fue ganando el cariño, respeto y admiración de todos los miembros de la comunidad educativa. Los estudiantes, padres y maestros de Sand Hill lo quieren mucho, pero le llegó su momento de retirarse a casa.
Sin duda, extrañarán su sincera y apacible sonrisa, que les alegraba en las mañanas.
«Él trabaja todos los días, está aquí con nosotros todo el tiempo y siempre con una sonrisa en su rostro», dijo Carla Meigs, directora de la escuela.
Los niños lo veían como un amigo, casi como un abuelo que les daba cariño y mucha ternura, siempre se dirigían a él como “Sr John”.
“Es prácticamente el abuelo de la escuela. A los niños les encanta abrazarlo”, agregó la directora.
El anciano conocía a cada estudiante, eran muy importantes para él. Procuraba tenerles la escuela limpia para que siempre estuvieran a gusto.
«Estos niños significan todo para mí. Vengo aquí y trato de hacer que la escuela sea limpia y agradable para que estudien, que tengan un ambiente adecuado», dijo el buen hombre.
A inicios del mes de mayo, maestros y estudiantes se reunieron para planificar la despedida de John, seríapor todo lo alto. Querían demostrarle lo agradecido que estaban, y la falta que les haría.
Celebraron en su honor el «Día del Sr. John». Le buscaron una capa roja y una corona de rey, un gesto por demás hermoso, digno de alguien como él. Fue algo sorpresa, John no tenía la menor idea de lo que todos se traían entre manos.
«Simplemente me dijeron que estuviera aquí después del almuerzo», comentó el emocionado conserje.
Ese día cuando los niños llegaron a la escuela, la algarabía fue enorme. Todos esperaban impacientes al «Rey John» para demostrarle su afecto y agradecimiento.
¡Una despedida majestuosa para el rey de los niños de la escuela Sand Hill!
«¡El rey, el rey está aquí!», coreaban los niños.
La directora le obsequió una canasta, John recorrió el pasillo mientras los pequeños le colocaban tarjetas con hermosos mensajes, elaborados por ellos mismos. Meigs, la esposa de John desde hace 65 años, sí sabía del plan, y estaba allí como invitada, ella sabía que él lloraría de emoción.
Y así fue, no pudo contener las lágrimas, lloraba de felicidad ante tal demostración de cariño. Ya le tocará otra labor, disfrutar de sus nietos y un merecido descanso. Lo necesitaba, últimamente había estado un poco enfermo.
Cuando amas un oficio pero además tienes la capacidad de dar amor a través de lo que crean tus manos con el corazón, tu paso por esta vida seguramente ha valido la pena. Y pocos serán los que te olviden.