La historia de Steve Haig tiene al mundo realmente conmovido. Este hombre como muchos otros australianos han pasado por el terrible miedo de perderlo todo, incluso la vida, debido a los incendios forestales. Sin embargo, el destino no le tenía preparado ser un número más en la lista de desamparados.
Steve Haig de Moruya, un municipio de la costa sur de Nueva Gales del Sur, debió huir de su casa de toda la vida en la víspera de Año Nuevo.
Junto a la comunidad, el hombre recibió la alerta de los bomberos que les ordenaban abandonar sus hogares debido al inminente peligro que corrían después de que uno de los cientos incendios que acechaban la zona se acercara demasiado a las residencias.
Con un inmenso dolor y preocupación Steve debió dejar a la deriva su residencia de más de 100 años de construcción.
Solo pensar que todo lo que había reunido durante toda su vida podría ser arrebatado en unos pocos minutos, le aterraba.
El hombre no sabía qué sería de su vida después del incendio, llegando a una casa destruida y teniendo que empezar de cero sin sus comodidades.
En el momento de evacuar Steve no tuvo oportunidad de llevar muchas cosas consigo pero se encargó de rescatar a todas las ovejas y gallinas que había llevado a un lugar seguro o a casi todas pues una gallina blanca no se dejó atrapar.
‘Todos están a salvo, son como mis familiares, ¿no? No puedes dejar a tu familia allí. El asunto se puso un poco aterrador… cuando sucedió, pensé que no tenía dónde quedarme o ir », dijo.
Durante los día del incendio, Steve estuvo durmiendo en una tienda de campaña sin electricidad y bajo el acecho constante de que todo había quedado devastado.
Pero el humilde hombre se quebró cuando regresó a su casa y descubrió que la centenaria propiedad se había mantenido de pie ante las llamas.
“Después de los últimos cuatro días de no saber nada, es fantástico… gracias a Dios. Alguien nos está cuidando. Es jodidamente fantástico. Es bueno estar en casa», dijo el hombre entre lágrimas.
Mira por ti mismo el emotivo momento en que Steve ve por primera vez su amado hogar.