Rubén López Rimada, de 10 años, es reconocido por un héroe por haber salvado la vida de un anciano holandés de 64 años que se quedó atrapado en una grieta en los Picos de Europa.
El niño viajó a la montaña junto a su familia para disfrutar un día de senderismo y aventura en el municipio asturiano de Cabrales.
Rubén se interrumpió la ruta que hacía con sus padres y su hermana para detenerse a hacer unas fotografías de la espectacular vista del lugar, mientras capturaba las imágenes les advirtió a sus padres que escuchaba gritos de ayuda.
Él fue el único que escuchó la petición de auxilio del anciano que decía: “¡Hola, hola! o “! ¡Ayudadme!”, le dijo a su padre que había alguien pidiendo ayuda y lo llevó al lugar exacto donde se podían oír los gritos.
El padre de Rubén ofreció declaraciones ante los medios de comunicación y comentó que inicialmente tuvo dudas porque él y su hijo gritaban, pero no recibían respuesta. Las voces se escuchaban con intervalos de un minuto.
Así que alertaron a los servicios de emergencia, indicaron que escuchaban las voces en el canal que sube al Bulnes al Urrierllu, media hora después un helicóptero llegó al lugar.
El equipo de rescate de los Servicios de Emergencia del Principado de Asturias comenzó con las labores de rastreo por tierra y por aire hasta que localizaron las señales de luz que realizaba el anciano con una linterna.
Se había precipitado por una grieta y estaba aproximadamente a 800 metros del sitio en el que Rubén escuchó sus gritos.
El anciano había perdido su audífono después de la caída y no lograba escuchar nada.