Muchas son las parejas que tienen por costumbre pasar los fines de semana realizando actividades para relajarse de una semana estresante. Es el caso de Jill y Ryan, a quienes les gustaba mucho compartir juntos.
Sin embargo, un sábado de mayo, Ryan tuvo el extraño presentimiento de que debería despertar a su esposa temprano. Al tratar de tratar de levantarla ella no respondió.
Ryan notó que no estaba respirando y la colocó en el piso para aplicarle primeros auxilios mientras se comunicaba con la línea de emergencia.
Cuando llegaron los paramédicos lograron reanimarla y la trasladaron al Oklahoma Heart Hospital donde fue atendida con urgencia. Sin saber qué había pasado la buena noticia era que Jill estaba respirando, pero permanecía en coma profundo.
A Ryan le había pasado toda la vida por su mente en tan solo minutos, pero estaba lleno de fe y esperanza. Decidió quedarse día y noche junto a su esposa.
Le pedía a Dios que le diera una nueva oportunidad a Jill, pues él no se resignaba a perderla, para él su esposa estaba en un profundo sueño.
A pesar de que el pronóstico de los médicos no era alentador, Ryan todas noches le hablaba a su esposa al pie de su cama. Siempre mantuvo que Jill era ese uno por ciento de las personas que se recuperan de un severo estado de coma.
Los médicos le informaron que las probabilidades de que Jill sobreviviera eran mínimas y que de hacerlo nada nunca sería como antes. Ella había sufrido un accidente cerebro-vascular con consecuencias severas.
Ella es mi alma gemela y mi esposa, mi todo en este mundo entero. Estaría perdido sin ella. No voy a perder la esperanza. Nunca me rendiré con ella».
Ryan tenía una dura decisión que tomar, los médicos sugerían que Jill fuera desconectada, pero Ryan se negaba a hacerlo, aunque las posibilidades de que despertara eran muy pocas. Todos trataron de convencerlo de que Jill debía descansar en paz.
Finalmente, Ryan solicitó una orden judicial para desconectar a Jill del soporte vital. El 9 de junio los médicos comenzaron a preparar psicológicamente a Ryan para ese duro momento.
Ryan con mucha tristeza y resignación se acercó a la cama de Jill para pedirle perdón por la decisión que había tomado.
Los médicos la desconectaron, pero cinco horas después milagrosamente Jill comenzó a inquietarse y hacer algunos ruidos. Sin embargo, Ryan pensó que era el comienzo del final.
Pero sucedió algo que nadie se esperaba en todo el Hospital, había sucedido un milagro.
Una de las enfermeras llamó a Ryan a la habitación y le dijo que Jill estaba hablando. Ryan pensó que era imposible, pero por otro lado comprobó que los ruidos que escuchaba en la habitación eran ciertos.
Ryan se desbordaba de felicidad, con los ojos llenos de lágrimas admiraba a su esposa cuando ella le hablaba y emocionadamente le decía que estaba bien, era realmente un milagro lo que había ocurrido.
Sácame de aquí. Llévame a Ted’s y a Melting Pot».
La petición de Jill fue muy explícita, le pidió a su esposo que la llevara a sus restaurantes favoritos.
Ryan para salir de su incredulidad le hizo varias preguntas a las que Jill respondió correctamente. No había duda había sucedido un milagro.
Jill había salido del coma y estaba respirando sola. Fue sometida a una cirugía para implantar un marcapasos y luego ingresó en un centro de rehabilitación para re-aprender tareas cotidianas y simples.
A pesar de que Jill se encontraba en un estado suspendido, su mente grabó gran parte de lo que vivió, especialmente desde que su organismo empezó a recuperarse.
Aunque esta historia sucedió hace unos años atrás, Ryan decidió compartir esta increíble experiencia como un aprendizaje de que la fe y la esperanza puede traernos de vuelta a los tesoros más preciados de nuestras vidas.
Comparte esta maravillosa historia, siempre que exista fe y amor los milagros ocurrirán.