No hay mayor manifestación de amor que ser feliz y hacer feliz a los demás, para muchas personas esa felicidad está llena de compromisos e ilusiones al lado de la persona que decidió que fuera su compañero hasta la eternidad.
Al menos así lo fue para Adarlele Andrade, una joven que aún sabiendo su difícil pronóstico médico decidió cumplir su sueño. Andrade empezó una larga y dolorosa batalla contra el cáncer en el 2018, fue diagnosticada con sarcoma de Ewing, un tipo de cáncer que afecta los huesos.
Andrade, de 26 años es de Paraná-Brasil.
Durante varios años buscó la forma de eliminar el sarcoma, pero la enfermedad seguía avanzado y sus esperanzas se desvanecían con el tiempo. No fue sino hasta que conoció al amor de su vida a principios del 2020 que volvió a creer en que todo era posible.
Ruan Pablo de Lara, un hombre de 28 años de edad, llegó a su vida para pintarla de colores y dibujarle permanentes sonrisas en su rostro.
La pareja había tenido una conexión instantánea, en cuestión de meses estaban perdidamente enamorados.
Con la ilusión de sellar su amor ante un altar hicieron planes para casarse a mediados del 2020 pero debido a la pandemia de COVID-19 tuvieron que suspender la celebración. Como si fuera poco, el mes en el que pautaron la boda, Andrade recibió la noticia de que debía comenzar un nuevo tratamiento.
Su estado de salud era delicado y el resultado irreversible. Pese a que Ruan conocía el diagnóstico de Andrade, su condición nunca limitó lo que sentía por quien había decidido que fuera el amor de su vida, a quien quería hacer feliz hasta el último día.
Conociendo el informe médico, la pareja decidió adelantar la fecha de la boda, ambos estaban dispuestos y decididos a dar el gran sí.
Tan solo días antes de la boda, Andrade comenzó a sentir fuertes dolores, por lo que se vio obligada a aumentar su dosis de morfina tomando hasta 10 pastillas diarias.
El día de la boda llegó y Andrade estaba reluciente, era como si todo el dolor que sentía había quedado en el pasado, estaba rebosante de energía, llena de ilusión e infinitamente feliz al lado de Ruan y toda su familia.
Ruan fue el motor fundamental para la felicidad de Andrade.
Andrade entró a la iglesia en silla de ruedas, pero poco a poco fue tomando fuerza y logró mantenerse de pie al momento de la homilía.
Tras la ceremonia la dulce pareja se fue de luna de miel durante cuatro días, para entonces ya tenían los resultados de la biopsia y sabían que el cáncer había invadido su médula espinal.
La boda se realizó el 06 de febrero, 10 días después Andrade se despidió de su familia.
El día que regresaron Andrade fue hospitalizada, después de los días más felices de su vida su corazón dejó de latir tan solo diez días después de la boda.
Quienes la aman, la recordarán como una mujer que siempre luchó hasta el final con una sonrisa plasmada en sus labios. Nos alegra saber que haya cumplido su sueño al lado de la persona que decidió que fuera su compañero de vida. ¡Vuela alto Andrade!
Nos unimos en oración por todas las personas que enfrentan este diagnóstico. Ojalá todas logren ganar la batalla, para ustedes, todo nuestro apoyo y bendiciones. Comparte tan emotiva historia.