Algunos piensan que es necesario tener mucho dinero o poder para lograr hacer un cambio positivo en el mundo, pero para hombres como el Sr. Arnaldo sólo su voluntad y buen corazón fueron necesarios para salvar la vida de miles de personas con un simple gesto.
Arnaldo cumplió 70 años el pasado mes de julio y no es ni rico ni doctor, pero como todos tiene un gran tesoro al cual supo sacarle provecho.
Durante casi medio siglo este abuelo donó su sangre para al Instituto de Recolección de Sangre de Bahía en El Salvador y ahora está siendo aclamado por la institución como uno de sus miembros más apreciados.
La tarjeta de donación del Sr. Arnaldo esta registra su primer acto de amor el día 29 de enero de 1971.
El hombre hizo su primera donación al padre de un conocido y desde entonces comprendió la importancia de este pequeño gesto.
“Fue una llamada de un colega mío porque su padre iba a someterse a una cirugía y necesitaba donantes. Fui a hacer esta donación y, cuando llegué al viejo Hemoba, que se llamaba Colsan, comencé a hacerle preguntas al médico que estaba de guardia y él me mostró la importancia de la donación. Entonces, continué”, dijo el Sr. Arnaldo.
Después de ese primer momento los registros continuaron y en 49 años, este hombre realizó 294 donaciones de sangre y 444 plaquetas al banco de sangre local. Según los directivos del instituto, sólo el Sr. Arnaldo debe haber ayudado a unos 4.000 pacientes.
Ahora este abuelo generoso ha alcanzado la mayoría de edad límite que el gobierno de El Salvador estipula para poder donar y, aunque siente pesar por tener que retirarse, también está orgulloso de haber hecho lo correcto.
Para honrar su ejemplo de buen ciudadano, las autoridades sanitarias lo han hecho protagonista de la nueva campaña para ser donante de sangre y su rostro aparece en los afiches promocionales.
«Es una gran satisfacción saber que he contribuido a salvar vidas», comentó Arnaldo.
Su última donación la realizó el pasado 15 de julio y diferentes médicos le acompañaron en esa despedida pues este hombre logró convertirse en la persona más amada por todos en el instituto. Aunque este abuelito no se ha despedido del todo pues podría donar pero sólo en casos especiales y si su médico lo permite y ya no de forma voluntaria como lo había hecho durante años.
No todo el mundo es donador de sangre y son tantas las vidas que se salvan con este acto, comparte el ejemplo de este hombre y ayúdanos a crear consciencia ¡Comparte, informa, dona y salva vidas!