Cualquier persona esperaría que su vejez estuviese llena de tranquilidad y comodidades pero por desgracia esa no es la realidad de muchos. En las calles existen muchos abuelitos mendigando alguna limosna para poder sobrevivir, ya que ni su familia ni los entes gubernamentales velan por ellos.
Aunque duela, este es un trago amargo que deben pasar diariamente personas como Tatay Arunting, un anciano de Filipinas que camina kilómetros cada día para poder sobrevivir. Pero sobre sus hombros Tatay no lleva sólo el peso de su cuerpo aporreado por los años, sino la responsabilidad de una hija discapacitada.
La vida no siempre fue tan amarga para este hombre, pero tras la muerte de su esposa debió hacerse cargo de toda su familia él solo. Esto lo llevó a levantarse bien temprano cada mañana para emprender una caminata de kilómetros al pueblo más cercano a la aldea en la que vivía y pedir algo de ayuda.
Esa es la vida que este pobre anciano llevó durante años hasta que un alma buena se cruzó en su camino. Netizen Frances Baena vio a Tatay mendigando en la plaza del pueblo y sintió curiosidad por su historia, tras seguirlo en una ocasión supo las condiciones tan triste en las que él y su familia vivían.
Las hijas de Tatay tenían un severo caso de desnutrición.
Tatay no sólo pasaba hambre junto a sus hijas, sino que dormían en una choza sin las más mínimas condiciones de salubridad. Después de perder su casa, habían decidido internarse ahí para al menos protegerse de la lluvia e hicieron de ese lugar improvisado su techo.
Netizen conmovido, decidió utilizar sus redes para difundir su historia y solicitar ayuda para el anciano y sus hijas. Era inimaginable saber cuánta necesidad pasaban y no hacer nada por ellos.
En esta ocasión las redes jugaron un papel fundamental para lograr el cambio que estas personas merecían. Muchos usuarios quedaron horrorizados con el caso y decidieron unirse y colaborar de algún modo.
Netizen fue el intermediario para hacer que la ayuda se materializar pues con las donaciones y colaboración de algunos conocidos se encargó de construir una casa para esta familia en las cercanías del pueblo.
Con algunos voluntarios, Netizen construyó la casa al anciano.
Pero ahora Tatay no tiene solo un techo, sino que con el dinero recaudado pudieron abastecerlo con una importante provisión de alimentos, así como comprar las medicinas que necesita su hija.
Aunque los recursos no serán eternos, después de que se publicara la historia del abuelito de la plaza la gente en el pueblo se ha unido para prestarle atención. Ahora entre los vecinos ayudan a Tatay con provisiones y cuidados para su hija.
El esfuerzo diario de este padre terminó por valer la pena pues gracias a su ejemplo una cadena de solidaridad se formó alrededor. Tatay inspiró a muchos con el amor por su familia, comparte su historia y envíale tu apoyo.