En un vecindario de Islington Road en Newton, Massachusetts, vive una pequeña niña sorda que por su carisma y empatía se ha ganado el amor de todos sus vecinos. Samantha Savitz, de 2 años, es una niña bastante extrovertida y a su corta edad le encanta socializar con las personas.
Por esta razón, las dificultades de comunicación con aquellos que no saben comunicarse mediante lenguaje de señas llegan a causarle algo de enojo. Ante estas circunstancias sus amables vecinos han decidido tomar clases conjuntas de lenguaje de señas estadounidense con un instructor privado.
Estos vecinos han querido romper las barreras que les impone la deficiencia auditiva de la pequeña Samantha, quien amorosamente hace uso de sus señas para expresarse cada vez que sale de casa. Sin embargo, ante las dificultades, los generosos habitantes del vecindario han decidido organizarse para aprender el lenguaje de señas.
Glenda y Raphael Savitz, padres de Samantha.
Este gesto ha sorprendido y conmovido a Glenda y Raphael Savitz, los padres de Samantha, pues no pueden creer cómo su hija a tan corta edad ha tenido un impacto tan positivo en sus vecinos.
La pareja se mudó a Auburndale en el verano de 2016, tres meses después nació la niña. Poco tiempo después, los médicos les informaron que la pequeña era sorda de nacimiento.
Los vecinos han visto desde muy pequeña a Samantha y junto a ella su increíble pasión por comunicarse, pero la imposibilidad del lenguaje era un incómodo y frustrante golpe para ellos.
«Ves a Sam y es frustrante no poder decir: ‘Oh, me encantan tus pantalones rosas, son muy bonitos’. No queríamos que tuvieran esa lucha extra si había algo que pudiéramos hacer al respecto. Queríamos quitar eso”, dijo un residente del vecindario.
Samantha asiste al Centro de Aprendizaje para Sordos en Framingham desde que tenía 3 meses de nacida. Sarah Honigfeld es maestra y mentora de la pequeña y considera que Sam es un modelo e inspiración para sus compañeros por las enormes ganas de aprender que demuestra siempre en clases.
El grupo de un total de 20 personas se reúne cada jueves para aprender el lenguaje de señas estadounidense y la inspiración ha sido Samantha.
«Ella es una chica tan linda. Todos están desesperados por lograr comunicarse con ella. La gente está trabajando duro para tener algo que decir. Ella es como una esponja».
La iniciativa de estas personas es simplemente encantadora, juntos han decidido romper las limitaciones y dar un gran ejemplo de inclusión. Con su dedicación por aprender dan un gran mensaje al mundo entero, pues a pesar de sus ocupaciones y realidades personales han decidido unirse para romper toda clase de barreras. Ahora, el lenguaje de señas se ha convertido en el segundo lenguaje de esta comunidad.
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