Poco a poco, la angustia y la tristeza acabaron por consumir a la madre en una profunda depresión, olvidándose del cuidado del resto de sus hijas y negándose a celebrar a su lado momentos como la graduación de preparatoria de Sara, realizada tres días después de que la arrendataria las desalojara.
Con el paso de los días, muchos vecinos comenzaron a apoyar a la pobre familia: les regalaron ropa, muebles y también se les presentó la oportunidad de poder rentar otra casa. Todo parecía ir bien y la madre estaba logrando recuperarse de su depresión cuando surgió un nuevo reto.
De manera inesperada, la doctora les comunicó que a la niña le quedaba muy poco tiempo de vida. Después de recibir la fatal noticia, la devastada madre pidió a sus hijas que fueran a jugar a casa de una vecina y jamás volvieron a verla con vida.
“Mi mamá se encerró en su cuarto y la encontraron colgada de un armario. Mi mamá se ahorcó», mencionó la joven.
Frente al ataúd de su madre, Sara prometió que se graduaría como abogada y que lucharía contra las injusticias, como la que su familia sufrió al ser desalojada de su casa. Y así lo hizo, cumplió su promesa al pie de la letra y volvió para asegurarle a su amada mamá que seguirá adelante para alcanzar todos sus sueños.
“Les pido a todos los jóvenes que siempre que se propongan una meta o que hagan una promesa a sus padres la cumplan en vida o muerte. Para los padres no hay mayor orgullo que ver a sus hijos convertidos en profesionales, formados, y por el buen camino”, expresó Sara.
Esta emotiva historia nos recuerda que todo es posible cuando se tiene una gran fuerza de voluntad y que no hay amor más grande que el de la familia. No te vayas sin compartirla.