Nuestro rostro es la imagen que mostramos a los demás. Cuando por alguna razón queda desfigurado, debemos ser muy fuertes y luchar por salir adelante. Un californiano vivió una experiencia terrible cuando pasó por eso, pero jamás desfalleció, y al final triunfo, los milagros existen, y él es uno de ellos.
Robert Chelsea
Robert Chelsea es un hombre de color de 68 años, cierto día iba en su auto y se dio cuenta de que estaba recalentado.
Decidió desviarse un poco al lado de una autopista de Los Ángeles para que el auto se enfriara.
Eso ocurrió en agosto de 2013, prácticamente de la nada apareció un hombre conduciendo en estado de embriaguez.
El irresponsable conductor se desvió hacia el lado izquierdo donde Robert estaba sentado en su vehículo.
El impacto fue tan fuerte, que el auto se prendió en llamas con él dentro.
Fue un accidente horrible, Robert tenía quemaduras de tercer grado en un sesenta por ciento de su cuerpo, su tensión arterial se elevó, y su sistema gastrointestinal sufrió graves daño, perdió la oreja izquierda, los labios, y parte de su nariz.
Se tuvo que someter a 18 cirugías en el Centro Médico Irving de la Universidad de California, trataban de injertar piel para reparar los múltiples daños.
Su rostro quedó destrozado, los dientes estaban expuestos, muchas cicatrices se veían en su frente y mejillas.
Estuvo durante dos años y medio en el hospital, lo médicos luchaban por salvar parte de su intestino, y seguían haciendo injertos de piel.
En casos como esos, muchos pacientes piensan en el suicidio, pero Robert tenía una fuerza de voluntad enorme, quería vivir.
Necesitaba un trasplante de piel. Hubo una oportunidad de hacerlo, pero la rechazó. El donante tenía la piel más clara, deseaba que la piel donada tuviera más o menos su mismo tono, no quería parecer una persona totalmente distinta a quien fue.
Esperó seis largos años, es de destacar la dificultad que tienen los pacientes de color en los estados Unidos, para efectos de trasplantes el tiempo de espera es mayor. Pero finalmente se convirtió en el primer hombre de color en recibir un trasplante facial de de piel.
La razón es sencilla, los afroamericanos representan el 13 por ciento de la población del país, pero son un 30 por ciento de la lista de espera de trasplantes.
Su fe cristiana lo ayudó, sabía que lo veían raro por su apariencia, pero nunca lo tomó a mal, se ponía en el lugar de la gente, realmente él se veía muy mal.
«¿Ves la forma en que me miran? Es lindo. Tienen curiosidad. No los culpo, da miedo. Es como si estuviera usando una máscara de Halloween», comentaba divertido.
Finalmente, recibió el donante indicado y el trasplante fue un éxito, le cambió la vida.
«Que Dios bendiga al donante y su familia que eligieron donar este precioso regalo y darme una segunda oportunidad. Las palabras no pueden describir cómo me siento. Estoy abrumado por la gratitud y me siento muy bendecido de recibir un regalo tan increíble», decía el agradecido hombre.
Pensaba en la familia de la persona fallecida de quien recibió la piel, y sentía que en él había parte de esa persona.
Cuando Everick Brown, el ahijado de Robert lo vio, se sorprendió
“Va a estar contento… mira esos labios”, recordó haber pensado al ver a su querido padrino.
Esperamos que Robert siga recuperándose como hasta ahora, y su calidad de vida siga mejorando.
Comparte esta conmovedora historia con todos tus amigos y conocidos. Nunca debemos de perder de vista el faro que nos guíe a nuestro destino final.