Hay muchos estereotipos con los inmigrantes latinos en Norteamérica, pero infinidad de historias demuestran lo contario a lo que se refleja en casi todas las películas en las que son subestimados o calificados negativamente. Tal es el caso de un mexicano en los Estados Unidos, su historia llenó de orgullo a toda la comunidad hispanoparlante.
Quería un mejor futuro
Alfredo Quiñones Hinojosa nació en un pueblo de Mexicali cerca de la frontera estadounidense, su madre lo tuvo siendo adolescente y sufrió muchas precariedades junto a sus cuatro hermanos menores, la menor falleció cuando era pequeña.
A los catorce años empezó a estudiar para ser docente, pero sabía que quería atravesar el alto muro que separa a México de Estados Unidos y empezó a entrenarse.
“No era como el muro de Alemania, no tenía ladrillos. Yo miraba hacia el horizonte y me imaginaba qué vida le esperaba del otro lado a gente como nosotros: gente pobre, gente humilde. Porque no solo era una barrera física, era una barrera simbólica”, dijo Quiñones.
Se despidió de todos antes de cumplir diecinueve años, corrió casi 130 metros para tomar impulso, trepó evitando las puntas afiladas. Una vez arriba se lanzó y cayó en Calexico, en territorio norteamericano, fue atrapado y devuelto a México. Estudió de nuevo la posibilidad, saltó y esta vez corrió, fue el inicio su nueva vida.
Consiguió trabajo temporal como trabajador agrícola, limpiando los campos de algodón por menos de cuatro dólares la hora. Sus manos estaban destruidas, pero sabía que no podía conformarse, tenía que seguir adelante y para eso era necesario preparase, empezó a estudiar inglés de noche.
“Estaba sucio, dormía en una casa rodante, era muy pobre, indocumentado. Lo más difícil de ser inmigrante es eso: ser invisible”, contó el valiente hombre.
Pasados diez años obtuvo la ciudadanía, y pudo ingresar en la Universidad de Berkeley, en California y a la Facultad de Medicina de Harvard donde se hizo médico con honores.
En la Universidad de San Francisco estudió neurocirugía. Fue director del Laboratorio de Células Madre tumorales cerebrales, para asombro de los norteamericanos, les parecía raro que un latino fuese tan brillante.
“Tú no puedes ser mexicano, eres demasiado inteligente”, le decían muchas veces.
El Dr. Q, como le decían, intentó disimular su acento latino, pero dejó de hacerlo, se había esforzado mucho por ser quien es ahora, y bajo su responsabilidad está la vida de muchas personas de todas partes del mundo. Publicó un libro titulado Dr. Q basado en su vida.
Jeremy Kleiner, quien es parte de la productora de Brad Pitt, Plan B Entertainment, se interesó por su historia. El médico es protagonista de un capítulo de la serie de Netflix “Ases del bisturí” (The surgeon’s cut).
Ha escrito libros y artículos en su especialidad sin dejar de lado su parte humana. Lleva adelante una investigación para curar el cáncer cerebral y una ONG que presta apoyo a pacientes que no pueden cubrir operaciones neuroquirúrgicas.
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