Katie Shirley, de 21 años, de Manchester, estuvo al borde de la muerte pocas semanas después de dar a luz porque su placenta contaminó lentamente su organismo y causó que un vaso sanguíneo en su cerebro explotara.
La infección que le diagnosticaron a Katie debilitó las paredes de sus arterias permitiendo la formación del coágulo en su cerebro.
La infección fue la causa del derrame cerebral que casi le cuesta la vida a la joven madre, las bacterias ingresaron a su torrente sanguíneo provocando daños mortales en las arterias de su cerebro.
Tras la aneurisma cerebral necesitó una cirugía de emergencia para reducir la presión sobre su cerebro cuando el vaso sanguíneo se rompió provocando el derrame cerebral.
Los médicos le dijeron que tuvo mucha suerte de haber sobrevivido, después de que se desvaneciera en el baño siete semanas después de dar a luz a su hija Olivia.
Katie se desplomó tras sufrir una hemorragia subaracnoidea posparto, un tipo de accidente cerebrovascular causado por un aneurisma roto. Aproximadamente tres de cada cinco personas que sufran una afección de este tipo muere a las dos semanas.
Después de permanecer durante dos días en la unidad de cuidados intensivos del hospital, los médicos regularon la presión en el cerebro de Katie. Estuvo seis días ingresada en observación y finalmente le dieron el alta médica.
“Me diagnosticaron oficialmente una hemorragia subaracnoidea posparto, tuve un embarazo normal, la única complicación que sufrí fue anemia, pero cuando llegué a la semana 36 comencé a sangrar mucho”.
“Mi madre Caroline estaba a mi lado constantemente y, afortunadamente, los médicos se dieron cuenta de que debían hacerme una cesárea de emergencia porque mi bebé estaba en peligro”.
La pequeña Olivia nació dos semanas y media antes de lo previsto, el 07 de diciembre de 2018, y fue tratada por la infección de la placenta contaminada. Ambas recibieron el alta médica sin imaginar lo que pasaría después.
“Si hubiéramos esperado unos días más, podría no haber sobrevivir, ya que no tenían idea los médicos de cómo la bebé estaba obteniendo nutrientes de la placenta. A pesar de que Olivia recibió antibióticos y mejoró, me sentí horrible y supe que algo estaba mal en mi cuerpo”, dijo Katie.
Relató que fue aterrador el momento en el que sufrió el accidente cerebrovascular en el baño. “Antes de darme cuenta la habitación se había tornado oscura y estaba inconsciente”.
Katie necesitó ser operada para insertar una bobina de aneurisma para evitar que sangrara. Está muy agradecida por la atención médica que recibió.
Decidió compartir su experiencia para advertir a otras madres el riesgo de sufrir esta afección y la importancia de reconocer a tiempo los síntomas.
Para esta joven madre era muy duro imaginar dejar sola a su pequeña Olivia, y a Esmae, su hija mayor, de 2 años.
“Podría haber perdido a mi bebé o mi propia vida si no hubiera presionado para que me hicieran una cesárea y más pruebas después de mi primera convulsión en casa”, relató Katie.
Actualmente está en casa disfrutando de su familia, debe someterse a escáneres cerebrales cada seis meses ya que la aneurisma cerebral todavía permanece, la bobina que le insertaron termina de regularla.
Su testimonio puede salvar la vida de otras personas, no te vayas sin compartirlo.