El COVID-19 tiene en vilo a la población mexicana, pero cuando se trata de las zonas de mayores índices de pobreza, aisladas o remotas, la situación se agrava. Tal es el caso de una comunidad en Oaxaca donde sus habitantes ven morir a las personas, sin saber qué es lo que les está ocurriendo.
No se explican qué está sucediendo
Definitivamente la gente que cuenta con menores recursos económicos, y menguados servicios sanitarios y médicos es más vulnerable ante la arremetida de la pandemia del coronavirus, aunado a las mermadas condiciones físicas y de salud que poseen.
De igual forma, los más humildes económicamente hablando viven en zonas marginadas donde el acceso a las comunicaciones es sumamente restringido. No se puede combatir lo que se desconoce o de lo cual se tiene escasa o nula información.
Merecen justicia
“Aquí en el pueblo la gente se está muriendo, unos porque tenían tos y calentura, otros porque les dio diarrea y dolor de pecho, porque se ahogaban y no podían respirar. Eso han dicho sus familiares.
Sabemos que se están muriendo, pero no sabemos de qué y por eso pedimos que las autoridades manden brigadas de médicos y expliquen qué está pasando”, dijo con preocupación Ignacio, uno de los habitantes de Santa María Chimalapa.
Los pobladores están angustiados por lo que están viviendo, no cuentan con centros de salud donde puedan ser atendidos y tampoco tiene autoridades municipales que los representen, se sienten a la deriva sin ninguna protección por parte de las autoridades municipales.
El panorama es aterrador, las opciones que les quedan son: viajar durante dos horas para poder llegar al Hospital General Macedonio Benítez de Juchitán, que está cerrado por un brote de COVID-19; o al Matías Romero, que no cuenta con el número suficiente de camas.
“Sin gobierno y sin médicos, ¿qué podemos esperar?”, expresó Miguel Ángel García Aguirre, coordinador regional del Comité Nacional para la Defensa de Los Chimalapas.
Y como si fuera poco en las ciudades con quienes los pobladores de Los Chimalapas tenían lazos comerciales y de intercambio económico como Juchitán, las defunciones se cuentan por centenas y los negocios fueron cerrados en su totalidad.
El sector de la población de los indígenas que se ha visto más afectado es el de los adultos mayores y quienes presentan patologías previas. Si no se toman medidas inmediatas será lamentable enfrentar las cuantiosas pérdidas humanas ante al creciente aumento de contagios.
Esperemos que las autoridades gubernamentales a quienes les competa, tomen cartas en el asunto, por el bien de las desvalidas e indefensas comunidades indígenas que tanto lo necesitan.
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