Haruo Hayashi, se vio forzado a abandonar la escuela cuando cursaba el segundo año de la secundaria en 1942, cuando los Estados Unidos ingresaron en la Segunda Guerra Mundial, y tanto él como su familia fueron llevados a un campo de concentración.
La increíble historia, transcurre en Arroyo Grande, condado de San Luis de Obispo en California. Allí, Haruo Hayashi trabajaba en la granja familiar, mientras cursaba el segundo año en la secundaria de Arroyo Grande.
Todo parecía ir bien hasta que en 1942 y luego del ataque japonés a Pearl Harbor, el presidente de Estados Unidos Franklin Roosevelt dio la orden de llevar a campos de concentración en la costa oeste a más de 110.000 japoneses que se encontraban en suelo norteamericano en ese momento.
Allí marcharon Haruo, su hermano menor y sus padres, debiendo abandonar la granja y también la secundaria.
Dos años más tarde, al ser liberados, Haruo decidió unirse al ejército de los Estados Unidos, pero extrañaba demasiado la granja familiar y optó por volver a su lugar de origen.
Tal es su amor por la agricultura que, desde hace mucho tiempo, Haruo es todo un referente como trabajador de la tierra, aunque también ha sido un gran defensor de los derechos de todas las personas que los vieron violados con la orden de reubicación de 1942.
Sin embargo, un sueño quedaba aún pendiente: terminar el colegio y graduarse. Es así como luego de que su esposa falleciera en 2015, Hayashi volvió a la secundaria de Arroyo Grande para terminar su ciclo escolar.
Hoy, tras varios años de estudio, logró su objetivo y con un plus nada menor: compartió el logro con uno de sus nietos, Kobe Hayashi.
La ceremonia de graduación de la secundaria de Arroyo Grande, esta vez fue más especial que otras, no todos los días se le entrega el diploma a un estudiante de 93 años.
En dicho acto, Rocío Palacios DeVries, una de las autoridades que se encontraban en la ceremonia hizo referencia a este hecho, en su discurso.
“Hoy tengo el honor de anunciar a un graduando muy especial. Él fue, es, y siempre será un Águila de Arroyo Grande. Es un privilegio anunciarlo, Haruo Hayashi. Clase de 1944”, dijo la mujer con emoción.
Haruo recibió su diploma muy contento de parte del director, aunque el más feliz de todos era su nieto Kobe, quien lucía muy orgulloso de su amado abuelito.
Historias como la de Haruo nos hacen comprender que mientras estemos vivos, tenemos que seguir adelante e ir por nuestros sueños. Así que, adelante. Hagámoslo. Nunca es tarde, pensemos en este abuelo de 93 años.
Comparte esta inspiradora historia con todos tus amigos y jamás te des por vencido.