Fuad Garrido es un deportista chileno que forma parte del Team Tuareg. Junto a sus amigos, se dedica a recorrer la frontera de su país para realizar las maniobras más impensadas de motocross.
Se trata de una bonita tradición que tienen desde hace muchos años, pero recientemente se encontraron con una situación que los dejó con el corazón roto. Encontraron un enorme grupo de migrantes vagando por el desierto totalmente desorientados.
Cuando los encontraron, llevaban tres días en el desierto.
Los hombres del Team Tuareg se dirigieron a la frontera entre Arica y Parinacota. Todo parecía marchar con normalidad cuando divisaron pequeños bultos que se movían lentamente a lo lejos.
En el primer grupo habían cinco adultos y un bebé.
Cuando se acercaron, comprobaron que eran personas en terribles condiciones. Se trataba de un grupo de migrantes venezolanos que estaban intentando cruzar una frontera no habilitada.
Habían recibido instrucciones para cruzar el desierto en 3 horas pero se desviaron y quedaron perdidos en una región terriblemente inhóspita.
“Decidimos descansar en la cima de una loma y fue desde allí que los vimos. Estaban deshidratados y rendidos. Quemados por el sol. No tenían ganas ni de hablar”, explicó Fuad.
Lo primero que hizo Fuad fue pensar en las minas. Se encontraban en un lugar que todavía estaba plagado de minas antipersonales. Era un en verdadero milagro que ninguna se hubiese detonado.
Una mujer les explicó a los motociclistas que ellos no eran el único grupo de venezolanos perdidos en el desierto.
“No se podían poner de pie. Yo creo que ya se habían resignado a perder la vida”, dijo Fuad sobre el segundo grupo.
Al parecer se habían dividido y había otras personas que se encontraban en situación aún más precaria. Fuad y sus amigos intentaron realizar llamadas de emergencia para pedir apoyo a las autoridades, pero todo fue en vano.
“Después de que los rescatamos a todos me puse a llorar. Fue demasiado. Nadie se merece pasar por lo que pasaron esas personas”, dijo Fuad.
Los motociclistas se dividieron para recorrer la zona lo mejor posible y buscar a los otros venezolanos. A 15 kilómetros de distancia encontraron otro grupo compuesto por 6 mujeres que llevaban dos días sin tomar agua, en una zona mucho más peligrosa lograron encontrar al último grupo de migrantes.
“Habían niños y bebés. Parecían muertos vivientes. Había lactantes que eran sostenidos por mujeres que lloraban sin soltar una lágrima de lo deshidratadas que estaban”, dijo Fuad.
Finalmente, lograron trasladarlos con ayuda de vehículos del ejército y los llevaron a una residencia sanitaria en Arica. Es un enorme alivio que estos motociclistas lograron encontrarse con estas personas y salvarlas de lo que sin duda se hubiese convertido en una tragedia.
Las condiciones del desierto pueden resultar fatales para muchos, especialmente si no cuentan con agua y alimentos.
Ellos se convirtieron en héroes, de no haber sido por su acto solidario muchas familias habrían quedado enlutadas. Comparte esta noticia.