Son muchos los “héroes sin capa” que desde el ejercicio de sus profesiones contribuyen esforzadamente ante los latigazos inmisericordes de la pandemia por el COVID-19 que azota al mundo. Y sin duda, dentro de ellos se incluye a una comprometida maestra en México, lo que hace por sus alumnos conmueve a todos.
Juana Acosta Cortés, natural de Tierra Caliente, es una maestra de 51 años de edad y 16 de ejercicio docente. Trabaja desde hace siete en el jardín de niños de la comunidad de Rancho Nuevo del municipio de Múgica, en el Estado de Michoacán.
Le preocupan las precarias condiciones económicas, y la violencia que rodea la comunidad donde viven sus estudiantes.
Con la pandemia la situación empeora, y con las clases a distancia no es mucho lo que pueda hacerse, partiendo del hecho de que de once pequeños que tendrá para el año escolar que está a punto de empezar, apenas tres cuentan con un televisor en sus humildes hogares.
“Todos viven en casitas de cartón y son muy muy pobres, así que no sé cómo le voy a hacer, pero no voy a dejar a mis hijos (alumnos), abandonados”, aseguró la preocupada maestra.
Acosta se ha ganado el cariño y reconocimiento de todos en su comunidad, donde la mayoría la conocen cariñosamente como “La Chula”. No se resigna a la adversidad, y está decidida a hacer todo lo que pueda para evitar la deserción escolar que se ha convertido en una realidad y constante amenaza.
“Voy a llegar a los niños y trabajar con ellos. Voy a buscar alternativas y de allí me voy a enfocar hacia ellos, para que no se queden sin educación y tengan un aprendizaje mejor, a pesar de esta pandemia que se vive en todo el mundo”, dijo la decidida pedagoga.
Así que tiene planeado acudir personalmente a cada una de las casas de sus pequeños para darle sus clases, teniendo mucho cuidado con el cumplimiento de las correspondientes medidas sanitarias. Sus alumnos tienen edades comprendidas entre cuatro y seis años.
La mujer no quiere que se repita lo ocurrido el año pasado, ocho de sus estudiantes dejaron los estudios. Para ella es una gran tragedia, se trata del futuro del país y se debe centrar todo el esfuerzo posible para que puedan mantenerse en la escuela.
“Los salones de clases estarán vacíos, pero mi corazón estará lleno de sonrisas”, afirma la maestra.
¡Bravo por disposición y sentido de responsabilidad de la maestra Juana Acosta Cortés! Cada niño es una semillita en su mano y dará el fruto a su tiempo para el bien de sus vidas, la de su familia, su país y el mundo entero.
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