Fanny Alida Beerepoot y su esposo Rembertus Conerlis Beerepoot han salido en los noticieros tras sostener por años una acalorada discusión con las autoridades de Australia en torno al pago de impuestos, algo que ellos se han negado hacer durante más de una década.
Cada miembro de la familia le debe al Estado más de un millón de dólares.
Los Beerepoot hacen vida en el norte de Tasmania, tienen una finca que se especializa en el trabajo de la miel, pero esta y otras de sus propiedades han sido confiscadas para poder cubrir el pago de la gran deuda que tienen con el Estado.
Sin embargo, lo que más ha sorprendido a los medios han sido las declaraciones en donde explican cuál es el motivo por el que siguen decididos a no cumplir con el pago de impuestos: es algo que consideran va en contra de la voluntad de Dios.
“No debemos nada al Estado porque todo en este mundo le pertenece a Dios. Hacer estos pagos significaría rebelarse en contra de Dios y romper el primer mandamiento”.
Remembertus y Fanny se encuentran muy seguros de su decisión. En el juicio explicaron que han escrito varias cartas a la Reina y al Primer Ministro, Scott Morrison, en donde les explicaban detalladamente el porqué de su inusual decisión.
Sin embargo, el abogado Stephen Holt llevó un fuerte caso contra ellos y aseguró que se trata de personas que se valen de la fe para evitar pagar los impuestos.
“La Biblia no dice en ninguno de sus versículos: ‘No pagaréis impuestos’. En su lugar, sí dice que los asuntos civiles y las leyes de Dios pertenecen a dos cosas muy diferentes”.
Los Beerepoot decidieron que se representarían a sí mismos durante el juicio. Remembertus tomó la palabra para explicar que las leyes de Dios eran superiores a las del Estado.
Además, aprovechó para asegurar que Australia estaba pasando por duros momentos de sequía como parte de un castigo divino porque sus habitantes no han cumplido como es debido con las leyes divinas.
“Esta es una conversación que sólo debemos tener nosotros con nuestro padre celestial”.
Después de una intensa discusión, este caso se convirtió en uno de los más sonados en los últimos años de Australia. El juez encargado declaró que los Beerepoot debían pagar los impuesto adeudados más una multa, que cubra los intereses y los gastos administrativos.
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