La labor del maestro va más allá de las fronteras académicas. El docente moldea la vida de sus alumnos. Ser maestro es tomar de la mano a pequeñas almas y guiarlas a dar grandes pasos hacia el éxito, fortalecer el desarrollo emocional del estudiante, así como reafirmar su seguridad y autoconfianza.
Esto lo sabe de sobra Raymond Nelson, un profesor del Memminger Elementary School en la ciudad de Charleston, Carolina del Sur, en Estados Unidos.
Además de impartir sus clases habituales, se reúne semanalmente con sus 60 estudiantes para disertar y reflexionar acerca de los grandes temas de la vida.
Para ello, Nelson decidió crear lo que él mismo denominó “Club de Caballeros”, un espacio pensado para ayudar a los niños quienes, por alguna razón no cuentan con la presencia de sus padres en casa.
De esta forma, todos los miércoles sin falta, los niños y niñas acuden al club ataviados con ropa semiformal, para aprender sobre diferentes tópicos y lecciones de vida, bajo el lema: “Luce bien, siéntete bien, haz el bien”.
“Sé que muchos de mis estudiantes batallan porque no tienen una figura paterna en casa, así que solo quiero que crezcan y piensen en las cosas que les enseño”, explicó el profesor en una entrevista.
Adicionalmente, Nelson aseguró que cada semana tratan temas diversos, tales como el trato a los adultos mayores, a las niñas y mujeres, la caballerosidad, el saludo cordial, entre otros.
Además, ilustra con ejemplos concretos a sus pupilos más jóvenes en etapa de rechazo a las niñas, enseñándoles la forma correcta de tratar a sus compañeras del salón de clases, así como a sus hermanas, madres y profesoras mujeres.
Según Raymond, la iniciativa del Club de Caballeros ha generado un fuerte impacto positivo en la vida de los pequeños, lo que se refleja en el aumento de su participación en clases y en su motivación a educarse.
“Muchos de mis estudiantes se desempeñan mejor, cuando saben que alguien se preocupa por ellos”, añadió Raymond.
También recordó de dónde le surgió la idea. Dijo que, en sus días en la escuela primaria, su madre lo impulsó a registrarse en un grupo similar, lo que le ayudó a ser un mejor hombre de bien, y ahora desea compartir esa experiencia con sus queridos alumnos.
Raymond se encuentra absolutamente seguro y convencido que la iniciativa, ahora llamada “Niños con Propósito”, es una excelente alternativa para ayudar a los niños a aprender valores, a tener integridad y respeto por ellos mismos y por los demás, a pesar de las situaciones que puedan suceder en casa.
Esperamos que este tipo de educación en paralelo con los estudios académicos, se multiplique y expanda a otras escuelas, puesto que, pertenecer a un grupo de esta categoría podría ser determinante para el futuro de los pequeños y de la sociedad como un todo.
El gesto de este maestro se ha ganado la admiración de todos, compártelo para inspirar más iniciativas así.