En ocasiones la vida se vale de las coincidencias menos probables para demostrarnos que hay una fuerza mayor capaz de hacer verdaderos milagros. Eso es lo que sucedió en el caso de dos mujeres compañeras de trabajo, que lograron salvar la vida de sus maridos gracias a la ayuda de la otra.
Aunque el asunto pueda sonar un poco enrevesado el hecho es que Tia Wimbush salvó la vida del esposo de Susan Ellis y está última salvó al esposo de Tia, todo gracias a la conversación que tuvieron en un baño.
Tia y Susan han trabajado juntas desde 2011 en el departamento de TI de Children’s Healthcare en Atlanta (Estados Unidos), pero sus lazos se afianzaron en el 2019 cuando los maridos de ambas fueron diagnosticados con insuficiencia renal.
Debido a la coincidencia en el problema que estaban atravesando a nivel familiar, las mujeres se reunían de vez en cuando para hablar del proceso y darse ánimos la una a la otra.
Fue en una de esas pláticas que Tia consultó a Susan sobre su tipo de sangre y ante sus ojos quedó descubierta la coincidencia que les ayudaría a salvar a sus maridos.
El esposo de Susan, Lance, es del tipo O-, al igual que Tia. Mientras que Rodney, el esposo de Tia, es AB y puede recibir transfusiones de sangre tipo A como la de Susan. En ese instante Tia se planteó el hecho de que cada una sirviera de donante para la pareja de la otra.
“Lo que pasó por mi mente fue, ‘¿Qué pasa si podemos donar nuestros riñones a los maridos de la otra?#8217; Nunca me lo hubiera imaginado”, dice Tia.
Las mujeres se sometieron a pruebas de compatibilidad y seis meses después ambas parejas estaban entrando a quirófano para llevar a cabo los trasplantes. Aunque el asunto no fue sencillo, había mucho miedo alrededor de la cirugía y más ante el hecho de que si algo fallaba ninguna de las damas estaría al lado de sus esposos.
Además de eso, la operación implicaba un reposo absoluto en las casas de ambas familias, pero pese a todo el miedo valió la pena arriesgarse.
Por suerte, ambas operaciones fueron un completo éxito y ahora las mujeres se sienten unidas para siempre, por el gran gesto de amor que tuvieron hacia sus maridos.
“Es más que amistad. Todos asumimos el riesgo de hacer la cirugía, y ahora estamos conectados para siempre, apoyándonos mutuamente durante el proceso de recuperación y esta segunda oportunidad en la vida”, dice Tia.
Imbush decidió compartir su historia con la esperanza de “que otras personas aprendan algo de su caso”. La lista para recibir un órgano pueden ser interminables, pero la vida encontró a estas damas por un propósito y ellas supieron muy bien cómo concretarlo.
El destino las unió para que juntas pudieran darle a sus esposos la oportunidad de seguir viviendo. Pero además, su historia le ofrece al mundo entero inspiración y esperanza.
La esperanza es lo último que se pierde y por eso estas historias nos llenan de buenas energías.