Hace años descubrieron una forma perfecta de aumentar la longevidad y no es con medicamentos

“¡Tienes que tener amigos si quieres disfrutar tu día!», dice la comediante Bette Midler… Pero también si quieres extender tu vida pues según recientes estudios se ha demostrado que tener buenos amigos puede:

  • Mejorar tu sensación de pertenencia y propósito.
  • Aumentar tu felicidad y reducir el estrés.
  • Mejorar tu autoestima y confianza.
  • Ayudarte con los momentos duros como divorcios, enfermedades, lutos…
  • Animarte a cambiar los malos hábitos como el abuso de la bebida y el cigarro…
  • Aquellos con una red de apoyo social más fuerte tienen menos riesgo de depresión, presión arterial alta y sobrepeso.
  • Además viven quienes tienen amigos viven hasta un 30% más tiempo que los que se sienten solitarios.

 

En general, los amigos para una persona adulta pueden significar una vida más saludable en todos los aspectos.

Las amistades pasan al asiento trasero de las prioridades cuando otras cosas urgentes como el cuidado de los niños, padres ancianos o la pareja se vuelven más fuertes. Con el tiempo algunos amigos se alejan por sus rutinas o por mudanzas y es difícil volver a conseguir a alguien con quien conectar.

Mantener una amistad toma tiempo y esfuerzo pero por el disfrute, alegría y los beneficios que traen, bien valen la pena hacer esa inversión.

Pero no dejes que sea yo quien te lo diga, aquí te traigo un relato del grandísimo Jorge Luis Borges sobre un árbol muy particular, el árbol de la amistad.

“Existen personas en nuestras vidas que nos hacen felices por la simple casualidad de haberse cruzado en nuestro camino. Algunas recorren el camino a nuestro lado, viendo muchas lunas pasar, mas otras apenas las vemos entre un paso y otro. A todas las llamamos amigos y hay muchas clases de ellos.

Tal vez cada hoja de un árbol caracteriza uno de nuestros amigos. El primero que nace del brote es nuestro amigo papá y nuestra amiga mamá, que nos muestran lo que es la vida. Después vienen los amigos hermanos, con quienes dividimos nuestro espacio para que puedan florecer como nosotros.

Pasamos a conocer a toda la familia de hojas a quienes respetamos y deseamos el bien. Más el destino nos presenta a otros amigos, los cuales no sabíamos que irían a cruzarse en nuestro camino. A muchos de ellos los denominamos amigos del alma, de corazón. Son sinceros, son verdaderos. Saben cuando no estamos bien, saben lo que nos hace feliz.

Y a veces uno de esos amigos del alma estalla en nuestro corazón y entonces es llamado un amigo enamorado. Ese da brillo a nuestros ojos, música a nuestros labios, saltos a nuestros pies. Mas también hay de aquellos amigos por un tiempo, tal vez unas vacaciones o unos días o unas horas. Ellos acostumbran a colocar muchas sonrisas en nuestro rostro, durante el tiempo que estamos cerca.

Hablando de cerca, no podemos olvidar a amigos distantes, a aquellos que están en la punta de las ramas y que cuando el viento sopla siempre aparecen entre una hoja y otra.

El tiempo pasa, el verano se va, el otoño se aproxima y perdemos algunas de nuestras hojas, algunas nacen en otro verano y otras permanecen por muchas estaciones. Pero lo que nos deja más felices es que las que cayeron continúan cerca, alimentando nuestra raíz con alegría. Son recuerdos de momentos maravillosos de cuando se cruzaron en nuestro camino.

Te deseo, hoja de mi árbol, paz, amor, salud, suerte y prosperidad. Hoy y siempre… Simplemente porque cada persona que pasa en nuestra vida es única. Siempre deja un poco de sí y se lleva un poco de nosotros.

Habrá los que se llevarán mucho, pero no habrá de los que no nos dejarán nada. Esta es la mayor responsabilidad de nuestra vida y la prueba evidente de que dos almas no se encuentran por casualidad”.

El árbol de los amigos de Jorge Luis Borges

Los amigos no tienen que ser de tu sangre, aunque sin duda entre tu familia encontrarás a tus primeros amigos. Aquellos que hemos tenido la suerte de crecer con nuestros hermanos-primos-amigos y sobretodo “compañeros de vida” sabemos que siempre estarán ahí para todo.

Ellos siempre mantendrán nuestro árbol vivo y verde.

La amistad produce bellísimas flores, gratos momentos que nos deleitan y embellecen nuestra vida. Por eso podemos agradecer a los amigos por enriquecer nuestra vida que sin ellos, nada nunca sería igual.

Imagínate un mundo sin flores, así sería un mundo sin amigos.

Y por si esto fuera poco la amistad nos trae los mejores, más radiantes y nutritivos frutos. Nada en la vida es mágico ni instantáneo, pero si existiera un fruto que al tomarlo te devolviera automáticamente la alegría cuando estás triste, la salud cuando te sientes débil y te pusiera a salvo ante el peligro, ese sería el fruto de la amistad.

Un buen amigo con quien contar es suficiente para crear la magia de la amistad.

Yo estoy muy agradecida a la vida por los grandes amigos que he encontrado en mi camino, algunos por años me han acompañado, otros en pocos días valiosas lecciones me han enseñado, pero todos han sido parte fundamental del viaje.

Afortunadamente no les estoy contando sobre una fábula o algún místico cuento de hadas, la amistad real existe y es muy poderosa, yo personalmente lo he vivido.

Ante el dolor más grande, el sentimiento más profundo de tristeza y pérdida total los brazos de tu mejor amigo o amiga cambiarán ese momento convirtiéndolo en restauración, en un cálido abrazo que te permite respirar, sobreponerte y continuar.

Los amigos hacen eso, con un abrazo recomponen todas nuestras partes rotas y nos hacen nuevos, mejores, más fuertes.

“La amistad es un alma que habita en dos cuerpos, un corazón que habita en dos almas.”
Aristóteles

Como Borges nos recuerda, hay amigos que se unen profundamente de corazón y para siempre. Es un amigo que se vuelve, no algo más sino algo nuevo.  Es esa confianza plena, esa sintonía, esa complicidad única que sólo dos comparten que nos hace felices, solo porque sí.

El amor se hace un tanto más fácil cuando tu enamorado es tu amigo y viceversa.

Gracias a nuestros amigos vivimos el mundo desde otra perspectiva más allá de la nuestra. Ellos nos llevan a trascender más allá del mundo que hemos creado para nosotros, porque nos unimos a sus alegrías y a sus tristezas como si fueran nuestras. Por ellos podemos compartir otros mundos, otras ideas y experiencias diferentes y valiosas que nunca hubiéramos vivido por nuestra cuenta.

Los amigos nos iluminan, nos hacen radiar nuestra mejor luz.

Aunque sean muy pocas las oportunidades de encontrar un alma amiga, esas son las que durarán toda la vida, a pesar de la distancia. Aún los amigos lejanos en cuerpo pueden permanecer cercanos porque un amigo verdadero, aunque no esté a tu lado, siempre está en tu corazón.

Así que ya sabes, si quieres una vida sana, longeva y sobretodo feliz, cuida tu árbol de la amistad, dedícale tiempo, dale nutrición, llévalo al sol; a cambio obtendrás el apoyo, la sombra, el cobijo y el sustento perfecto para toda tu vida.

No hay nada mejor que tener un amigo de verdad.

No tienen que ser cientos, tan solo unos pocos pero que estén en tu corazón y serás el más afortunado del mundo.

Care2

¿Con quien vas a compartir esto? ¡Pues con todos tus amigos claro! Porque los amas siempre y para siempre. ♥

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