La esperanza es lo último que se pierde porque siempre hay milagros inexplicables que cambian el rumbo de las cosas y la ciencia, las teorías y los estudios no pueden competir con la fe que, como dicen, mueven montañas.
Una niña de 11 años, en Australia, llamada Shay Wignall fue diagnosticada con leucemia linfática aguda, sus posibilidades para sobrevivir eran muy pocas, incluso algunos médicos consideraban que eran nulas.
La madre de Shay sabía el terrible diagnóstico que los médicos tenían para su hija y su corazón se rompió cuando ella se lo tuvo que comunicar con su pequeña de 11 años.
Tuve que decirle lo peor que se le podía decir a un niño. Su primera reacción fue que pensó que iba a morir. Todo el tiempo estuve pensando: ‘Se equivocaron’, pero no se equivocaron”, relata la madre de Shay.
Aún así, Shay y su madre no iban a dejar que el cáncer atacara sin batallar y se mudaron a Melbourne, al recinto de la Casa de Ronald McDonald, organización sin ánimo de lucro que patrocina y proporciona cómodas habitaciones para personas que lo necesitan.
Al mudarse para estar más cerca del hospital que recibía el tratamiento de quimioterapia, Shay tuvo que dejar de ir al colegio y también tuvo estar postrada en su cama por los seis meses que duró su tratamiento.
Es muy frustrante estar lejos. Tenemos a alguien viviendo en nuestra casa, todavía estamos pagando la hipoteca. Mi hija me ha visto llorar. Creo que es importante ver que no tienes que ser valiente todo el tiempo”, cuenta con lágrimas la señora Wignall.
Afortunadamente, después de muchos sacrificios y una larga batalla de seis meses de quimioterapia, la niña se sometió a unas nuevas pruebas médicas, en los nuevos resultados decían que el organismo de Shay estaba totalmente libre de cáncer.
La familia Wignall y sus médicos están muy felices por el cambio de pronóstico de la salud de Shay, sin duda consideran que es un milagro de Navidad porque ahora los médicos le podrán dar de alta y así ella podrá pasar las fiestas en su hogar.
Sin embargo, después de que pasen las fiestas navideñas, Shay debe volver a Melbourne para someterse a quimioterapia tres semanas más de manera preventiva, y así evitar nuevas apariciones de células malignas.
Este milagro navideño ha invadido de felicidad a Shay que dice que volverá a su normalidad, a compartir con sus amigos, a ir al colegio y estar con sus padres y demás familiares.
Por otro lado, los padres de la familia Wignall buscan la ayuda de cualquiera que se solidarice a su causa en un perfil creado en MyCause y explican que cada centavo donado es importante para cubrir las facturas y gastos médicos que, desafortunadamente, van de la mano con la vida de un enfermo.
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