Los dolorosos momentos que las personas están pasando producto de la pandemia por el coronavirus parecieran no tener fin. En Brasil, un padre sucumbió a la enfermedad, y cuando empezó a sentirse mal dejó dos grabaciones y el mensaje que contenía conmovió a toda la familia.
Su familia lo amaba incondicionalmente
Márcio Vidoto tenía 41 años, vivía con su esposa y dos hijas en Peruíbe, en la costa de São Paulo. Milena, la hija de 18 años fue quien dio a conocer el caso, el hombre se contagió con COVID-19 y comenzó a recibir medicamentos recetados por los médicos mientras permanecía en casa.
La condición médica se complicó y fue internado en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Regional de Itanhaém, una ciudad vecina a la de la familia.
La hija estaba triste y preocupada, siempre fue muy unida con su padre, tenían una conexión realmente fuerte, era el amor de su vida y saber lo enfermo que estaba la ponía realmente mal. Mientras estuvo internado muchas personas se unieron en oración pidiendo por su recuperación, se trataba de un hombre de fe con una creencia arraigada en Dios.
“Mucha gente comenzó a rezar por mi padre, creamos un grupo en WhatsApp que tenía unas 200 personas. Había gente de diferentes lugares, de diferentes iglesias, porque era muy conocido y querido”, dijo la hija.
Antes de ser hospitalizado, en uno de los días en que estuvo aislado en su habitación, Márcio dejó grabado dos audios y se los entregó a su esposa y una nota que colgó en la pared. La mujer no quería escucharlos, estaba aferrada a que saldría con bien del mal trance y finalmente lo podrían escuchar.
“Mi padre siempre decía esto a todos: ‘Estoy preparado, siempre que Jesús me llame, iré, porque lo amo’. Siempre decía que vivía para mí, mi hermana y mi madre, pero teníamos que saber que el centro de su vida era Jesús”, comentó Milena.
Después de nueves largos días de atención, cuidados y recaídas, la vida de Márcio se apagó, el lunes 21 de junio no pudo superar las complicaciones y finalmente murió. Uno de los audios lo grabó en el grupo que llamó “Cosas de Márcio y Jesús” y el otro era de cinco minutos donde les indicaba qué debían hacer cuando llegara el momento de su partida.
“Mi amor, nunca dejes que las chicas se desvíen de los caminos del Señor, nunca, ¿de acuerdo? Cuídalas bien, sigue con tu vida, amor, sigue con tu vida. Siempre te amaré donde sea que esté, ¿de acuerdo? Y ya está, no sé qué va a pasar, mi vida está en las manos del Señor, si Él viene, yo voy, no puedo decirle que no”, decía la voz del hombre.
La hija está convencida de que su padre sabía lo que iba a sucederle, incluso cree que Dios le habló antes de que lo hospitalizaran. A pesar de la tristeza que los embarga, sienten el alivio de saber que ya no sufre, y descansa cerca del ser supremo que tanto amaba.
Elevemos plegarias por las personas que en este momento están luchando por sus vidas en cualquier lugar del mundo.