El vínculo entre madre e hijo es tan grande e inquebrantable que es capaz de romper las fronteras de lo verosímil y dejarnos con la boca abierta. Tal como le sucedió al personal de un hospital que fue testigo del vínculo entre una madre y su hija.
Los médicos y enfermeras que atendían a la joven ingresada no mencionaron jamás que su madre también permanecía recluida en el hospital para no preocuparla.
Tras 10 días en la habitación y otros 10 días en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI) luchando contra el coronavirus, en un hospital de Campo Grande, Brasil, la educadora Fátima Regina Salles, de 55 años, se sintió desconcertada al haber sentido en el aire el aroma de su madre.
Su intuición le decía que ella estaba muy cerca, podía percibir su presencia y no se equivocó.
En busca de respuestas, Fátima señaló varias veces al personal médico que había olido a su madre, hasta descubrir finalmente que ella estaba internada en el mismo lugar desde hace varios días.
Lamentablemente, la recuperación de la madre de Fátima no fue nada fácil, tuvo que permanecer en el hospital 59 días, mientras que ella solo permaneció 20.
«Mi madre salió del hospital ahora, el 15 de septiembre, después de 59 días en el hospital, 52 de ellos en la UCI. Yo estuve 20 días en el hospital y fue una locura, porque nos quedamos allí intubadas.
Pero después de unos días, empecé a olerla todo el tiempo y supe que los médicos no decían su nombre para no preocuparme. El último día, además de un psicólogo, vino un técnico de enfermería a hablar conmigo y me dijo que estaba ahí”, señaló Fátima.
Para Fátima todo parecía desolador antes de saber que su madre estaba muy cerca de ella. Creía que toda su familia había perecido a causa del coronavirus y que se encontraba completamente sola en el mundo.
“Es muy loco decir eso, pero pensé que todos habían muerto. Hasta que la psicóloga vino a hablar conmigo y me dijo que todo estaba bien, que mi esposo y mi hija me llamaban y me visitaban todos los días. El técnico dijo que mi madre estaba ahí y en ese momento renací”, recordó la mujer.
Otro buen recuerdo para Fátima es el cariño que los profesionales tuvieron no solo con ella, sino también con su madre jubilada de 79 años.
«Mi mamá y yo fuimos muy bien tratadas. Por eso mi esposo mandó a hacer una pancarta y la puso frente al hospital el día que mi mamá fue dada de alta. Nos dieron cremas corporales; mi cabello es largo y las enfermeras lo peinaron. Estoy muy agradecida con todo el equipo, sé cuánto arriesgan”, comentó la mujer.
Al salir del hospital, la familia de Fátima siguió teniendo todo el apoyo para que sus tres miembros enfermos: la educadora, su madre y su padre, lograran recuperarse al 100% y reincorporarse a su amoroso hogar.
Casos como este nos recuerdan la importancia de la familia en los momentos más difíciles de la vida. Por eso, es importante asegurarnos cada día de hacerle saber a nuestros seres queridos cuánto los amamos.
No te vayas sin compartir esta emotiva historia con todos tus amigos y celebremos el milagro de la vida y la familia.