La entrenadora española Andrea Fuentes ha sido la gran protagonista del Mundial de natación en Budapest. Fue ella, y no los socorristas, quien se percató del grave percance que estaba sufriendo la nadadora Anita Álvarez, tras perder el conocimiento en el fondo de la piscina.
La deportista estadounidense de 25 años se desmayó al acabar su ejercicio en la final de solo libre de natación artística sincronizada.
Un percance que afortunadamente quedó solo en un gran susto, gracias a la rápida y heroica intervención de la catalana, que no dudó en lanzarse en ropa de calle para salvar a su pupila. Puedes conocer más detalles del incidente aquí.
Andrea Fuentes ha ofrecido declaraciones alarmantes.
«Los socorristas estaban paralizados, no reaccionaban, llegaron a su ritmo»
«Al terminar el ejercicio, en lugar de salir de la piscina, se ha ido para abajo y ahí es cuando he empezado a gritar a los socorristas para que se tiraran pero no reaccionaban»,declaró la entrenadora en una entrevista para El Larguero.
«He visto que los socorristas no se tiraban al agua, estaban como paralizados. Y yo, desde la otra punta, decía: ¡Pero meteros al agua ya, por favor! Así que he visto cómo se quedaban embobados y me he tirado yo».
«Veía cómo se iba hundiendo y he nadado lo más rápido que podía. He hecho la apnea más rápida de mi vida. El polo me pesaba 20 kilos y he visto cómo el socorrista llegaba nadando a su ritmo», dijo Andrea, denunciando la respuesta de los socorristas.
«Había 70 socorristas y nadie iba, así que he ido yo».
Después de que salieran a la luz estas declaraciones, muchos se han quedado desconcertados y cuestionándose cómo es posible que 70 socorristas no hubieran cumplido con su obligación principal de salvar vidas.
Al respecto, un reciente comunicado de la Federación Internacional de Natación (FINA), parece aclararlo todo.
«Los socorristas contratados para trabajar en los campeonatos mundiales de natación sólo pueden entrar en acción tras una autorización de los árbitros, razón por la que Fuentes fue más rápida que ellos«, destacó el director del servicio de salud de los mundiales, Béla Merkely.
«Solo pueden saltar a la piscina tras recibir una señal del cuerpo de árbitros»
«Se trata de una restricción impuesta para evitar interrupciones de los programas de las competiciones en caso de un eventual malentendido».
Andrea Fuentes había estado gritando a a los salvavidas sin que éstos reaccionaran.
Merkely admitió que «los árbitros no reaccionaron enseguida», y que tras ver la pronta respuesta de la entrenadora, los socorristas ya no esperaron la señal de los jueces, e intervinieron.
La FINA dijo que «revisarán los actuales reglamentos» para evitar una tragedia en el futuro.
Fuentes dio más detalles de cómo logró salvar a su pupila:
«La cojo, la saco, pero no respiraba porque tenía la mandíbula super dura, y le he metido dos bofetadas para que respirara. Creo que al menos ha estado dos minutos sin respirar porque tenía los pulmones llenos de agua».
Sobre lo que eso significa en una situación así, recalcó: «Dos minutos tranquilitos en el sofá mucha gente puede aguantar sin respirar, a 180 pulsaciones ni de broma. Ha sido un gran susto, ahora lo estamos hablando y nos reímos. Está viendo las fotos y flipa».
Cuando Andrea ya tenía a Anita prácticamente fuera del agua, vio acercarse a un socorrista. Pero, para su sorpresa, en lugar de ayuda, fue carga para la entrenadora.
«Tuve que arrastrar a los dos porque el socorrista no sabía nadar bien», denunció.
«He estudiado y hay que ponerla de manera lateral para que no trague agua y pueda empezar a respirar, él la quería poner boca arriba, y se generó una pequeña lucha absurda para ver en qué posición la colocábamos. Tampoco hablaba inglés y no me entendía. Finalmente logramos sacarla», agregó.
También comentó que días antes había hablado con la Federación sobre la posibilidad de que a Anita le pasara algo así, y si contaría con la asistencia necesaria, ya que no era la primera vez que se desmayaba. A lo que le respondieron:
«Los socorristas están preparados, no hace falta que la líes».
Finalmente, relató que tras obligarla a reaccionar, la pudieron llevar a otro lugar, donde vomitó el agua, tosió y todo quedó en nada más que un gran susto.
Por si fuera poco, la entrenadora relató que una vez recuperada, Anita no quería oxígeno, ella la conoce y estaba bien. Pero los servicios médicos insistían tozudamente en colocarle una máscara.
«Ella lloraba diciendo que la dejaran en paz. Al final me he tenido que pelear, incluso apartándoles la mano y sacando a todo el mundo, estaban muy histéricos», concluyó.
Aquí puedes escuchar la entrevista completa que da tanto de qué hablar:
Afortunadamente, Anita es una deportista de élite que supera constantemente sus propios límites. «Quiere nadar e irse de Budapest con la cabeza bien alta, todo el mundo la está animando para que lo haga», dijo Andrea.
Esperamos que este angustioso incidente sirva para sentar un precedente. Los socorristas deberían funcionar para salvar vidas, no para impedirlo.