En ocasiones los empleadores contratan al personal bajo algunas condiciones que pueden considerarse injustas. Resulta normal que las empresas busquen transmitir una buena imagen y se preocupen por el perfil de sus empleados, más aun si se trata de una institución educativa.
Sin embargo, una docente está denunciando un despido discriminatorio por parte de una Escuela Cristiana después de enterarse que mantenía una relación heterosexual fuera del matrimonio.
Stephanie Vande Kraats había ejercido durante casi 14 años como maestra de inglés y bibliotecaria en la Escuela Cristiana de Surrey, Columbia británica, cuando se le informó que no podía seguir trabajando en la escuela adventista por haber roto el código de la institución.
Una mañana la mujer fue citada a la oficina del superintendente, Dave Loewen, para hacerle algunas preguntas sobre su vida personal. Las autoridades escolares se enteraron que la mujer divorciada estaba viviendo en concubinato con su pareja masculina.
«Cuando estás aplicando una política como esta, tienes que hacerle preguntas a un profesor como ‘¿Con quién vives? ¿Dónde vives? ¿Eres sexualmente activa? ¿Estás embarazada? ¿Eres gay?#8230; Fue humillante.», Dijo Stephanie Vande Kraats.
El hecho ocurrió hace dos años y la mujer decidió hablar hasta hace poco, al enterarse de un conflicto similar al suyo. En ese caso el empleado había decidido denunciar el despido y tras años de batalla judicial perdió el caso.
Dave Loewen, superintendente de la escuela cristiana de Surrey
La Sra. Vande recuerda la rabia que sintió en ese momento, no podía explicarse tal humillación tras años de servicio en esa institución. Simplemente salió abatida e indignada de la oficina del superintendente, quien le anunció que su contrato no sería renovado y que vencía en un lapso de 6 meses.
«No quería continuar en un lugar donde ya me sentía humillada y juzgada. Fue traumático para mí «, dijo Stephanie Vande Kraats.
La maestra decidió guardar silencio para no manchar su hoja de vida y recibir una buena carta de referencia que le sirviese al momento de encontrar otro empleo. Pero no por eso pudo olvidar el molesto episodio.
La Escuela Cristiana de Surrey tiene unas políticas de normas comunitarias en las que se prohíbe a los empleados tener relaciones sexuales fuera de un matrimonio. Esta sería la norma que infringió Stephanie, a pesar de que llevaba más de una década divorciada de su primer esposo.
Este hecho le parece algo insólito a muchos, incluso a la defensora de la educación pública, Patti Bacchus.
Esta escuela cristiana está entre las cientos de escuelas religiosas que reciben fondos del gobierno y a muchas se les permite tener este tipo de políticas discriminatorias porque tienen exenciones religiosas de las leyes de derechos humanos.
«[El gobierno] está permitiendo a las escuelas privadas que utilizan el dinero público puedan vulnerar los derechos humanos de sus empleados. Creo que es un gran problema «, dijo Patti Bacchus.
Actualmente, Stephanie trabaja en otra institución educativa del Distrito de Vancouver. Sin embargo, su confesión ha desatado una serie de cuestionamientos, pues aún se siente humillada y molesta por el hecho de que su ex empleador recibe la mitad de sus fondos anuales ($ 5 millones) del gobierno, cuando la escuela discrimina a sus empleados.
Este parece ser un oscuro secreto de las escuelas religiosas, pero son actos que no deberían seguir sucediendo. Antes de irte comparte esta nota y ayuda a Stehanie a denunciar públicamente el atropello que sufrió.