Lamentablemente, una de cada tres mujeres en el mundo sufre de violencia intrafamiliar o violencia doméstica, siendo las parejas femeninas las víctimas de mayor incidencia.
Esta horrible noticia sucedió en Nairobi, capital del país africano Kenia, en el matrimonio de Stephen Ngila y de Jackeline Mwende, la pareja llevaba siete años casados y buscaban la manera de tener hijos pero durante todo ese tiempo no parecían lograrlo.
Después de los estudios médicos para encontrar cuál era la razón de las dificultades que tenían para la concepción, los resultados arrojaron que el problema era la poca producción de espermatozoides de Stephen.
Después de tres años de la noticia, él no seguía el tratamiento recetado por los médicos pues él creía que no era responsable del problema, por esa razón seguían sin poder concebir.
Una noche él llegó molesto del trabajó, empezó a discutir con su esposa y se alteró increíblemente cuando trajeron a colación el tema y él amenazó a Jackeline con cerrarle la boca, justo después de la amenaza empezó el brutal ataque de Stephen Ngila a su esposa, primero fueron golpes y después continuó el ataque con un machete.
El ataque fue brutal, con el machete le cortó ambos brazos por debajo de los codos, le ocasionó múltiples marcas en su cara y cuerpo, también la dejó sorda de uno de sus oídos. El hombre se dio a la fuga al creer que ya estaba muerta.
Afortunadamente, los vecinos escucharon todo el alboroto dentro de la casa de Jackeline y al poco tiempo se acercaron a ver qué ocurría. No la tocaban, pues ella estaba en una piscina de sangre y tenían miedo de causarle más dolor.
Su hermano también estaba allí y fue el primero en preguntarle qué había pasado, ella le dijo que había sido su esposo quien le había hecho todo eso.
Al día siguiente, Jackeline se encontraba en el Hospital de Machakos, una localidad que queda al sureste de la capital keniana. Allí fue donde la policía logró capturar a Stephen que pretendía visitar a Jackeline.
Ante el brutal hecho, Joyce Wanjala Lay, miembro del parlamento de Kenia, lamentó lo ocurrido y señaló que “Tener hijos es una responsabilidad compartida. Una mujer sin hijos sigue siendo una mujer y es más fuerte aún”.
Jackeline dice: «Para mí, la habilidad de traer un niño al mundo está completamente en las manos de Dios». Y viéndolo de ese modo, tiene sentido que un hombre que es capaz de hacerle eso a su esposa, no sea capaz de tener hijos.
Mwende se recupera de sus heridas en casa de su madre en el condado de Machakos, a 64 millas de la capital, Nairobi, donde defensores de los derechos de las mujeres la han visitado y la Embajada de Bangladesh en Kenia asumió el compromiso de proveer sus medicamentos durante tres meses.
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Otras personas quieren ayudar con una prótesis y dinero para la manutención de la agredida. Jackeline también está recibiendo ayuda psicológica debido a todo el trauma que sufrió y como ayuda para afrontar su vida de ahora en adelante.
La víctima, los familiares y los vecinos de la comunidad que fueron quienes alertaron a los cuerpos policiales sobre lo ocurrido. Ahora están en la espera de una condena realmente justa contra Stephen Ngila.
¡Comparte esta noticia en tus redes! No es posible que aún en nuestros días tantas mujeres sigan afectadas por la violencia doméstica.