Jack Connolly, de 8 años, fue diagnosticado con un defecto vascular cardíaco conocido como Atresia tricuspídea cuando todavía estaba en el útero. Fue sometido a su primer procedimiento quirúrgico cuando apenas tenía cinco días, duró 16 horas.
En julio de 2015 lo operaron a corazón abierto por tercera vez, su madre aseguró que esa cirugía le otra oportunidad de vivir un tiempo más. Recientemente, Jack fue diagnosticado con autismo.
“Básicamente, los médicos estiman que su cuerpo llegará a una etapa en la que no podrá resistir. Llegará un día en el que Jack no estará aquí con nosotros, no se le garantiza un trasplante. No sabemos cuándo llegará ese día, pero es una triste realidad”.
Sus padres, Maxine y Michael, se vieron obligados a suspender los planes de la boda para cuidar a su hijo, tienen 13 años juntos y planeaban casarse después del nacimiento de Jack.
Finalmente, ahora lograron ver su sueño realidad, contrajeron matrimonio el pasado 30 de junio y Jack ocupó un papel muy importante en la ceremonia.
El pequeño acompañó a su madre al altar, caminó junto a ella frente a 75 personas que asistieron a la ceremonia, incluidas sus tres hermanas: Lucy, de nueve años, Sophie, de cuatro y Ellie, de dos.
Jack vestía una falsa escocesa a juego con el traje que usó su padre, caminó al altar con Maxine mientras un gaitero tocaba en la Catedral de Highland.
Fue un momento muy emotivo, a mitad del pasillo Michael comenzó a llorar.
“Él casi nunca rompe en llanto, no muestra ese lado sensible. Siempre le aconsejo que está bien que los hombres lloren”, dijo Maxine.
Confesó, además, que no sabía su hijo Jack lograría estar presente en la boda debido a su condición.
Jack suele estar muy cansado, necesita usar una silla de ruedas para trasladarse, pero durante la ceremonia de la boda pudo prescindir de ella y caminó por sí mismo al altar.
Maxine relató que la planificadora de bodas llevó a Jack a su habitación después de que ella estaba vestida de novia.
El niño al verla le dijo: “Mamá, te ves muy hermosa”, ella se emocionó mucho e hizo todo lo posible por no llorar.
“Pero mis ojos estaban llenos de lágrimas. Fue tan difícil, él estaba tan lindo usando su falda escocesa. Parecía tan maduro. Me estaba ayudando a caminar recogiendo mi vestido. Todos le decían que estaba bien, pero él seguía tratando de ayudar, fue muy emotivo”, comentó Maxine.
“Lo hizo sentir increíble su labor, se sentía complacido de recibir tantos elogios”, agregó.
El año pasado, Maxine dejó su trabajo como enfermera dental para cuidar a Jack, la pareja había estado ahorrando para celebrar su boda, gracias a un premio que ganaron pudieron hacerlo realidad.
Maxine bailó con Jack durante la celebración emocionando a todos los invitados. “Fue un momento que pensé que nunca llegaría, estoy tan orgullosa de él”, dijo ella.
Fue un momento que permanecerá por siempre grabado en su corazón, no te vayas sin compartirlo.