Este jueves ha tenido lugar una rueda de prensa organizada por la Asociación del Defensor del Paciente, en la ciudad de Madrid, en la que se han transmitido los audios que ponen en evidencia un estremecedor caso de negligencia médica, que han hecho romper a llorar a la audiencia.
Se trata de la grabación de las llamadas efectuadas por la madre de Aitor, un joven de 23 años, al Servicio de Emergencias SUMMA 112 (Servicio de Urgencias Médicas de Madrid), después de que presentara un grave cuadro en el que se ahogaba. No recibió la atención a la que tenía derecho y culminó en su lamentable fallecimiento pocos días después.
Los hechos sucedieron en el año 2018 en Navalcarnero, pero hoy han salido a la luz tras la indemnización que la familia reclama en justicia.
A pesar de que los profesionales de SUMMA aseguran haber utilizado los protocolos indicados, la realidad fue totalmente otra y el joven murió a causa de que el médico que atendió la llamada no le prestó la debida atención y calificara al joven como «tocado de algo», cuando en realidad no podía respirar y lo que tenía era nada menos que un trombo en el pulmón que no pudo ser detectado.
Es inevitable experimentar sentimientos de impotencia e indignación al escuchar a la madre desesperada pidiendo ayuda para su hijo y no recibir la ayuda que necesitaba. Pero definitivamente nada se acerca a lo que los padres vivieron un año atrás y nadie ni nada podrá devolverles a su hijo.
La mujer llamó una primera vez donde alertó al personal de emergencias que su hijo se ahogaba. Pero el médico insistía en hablar con el joven para poder evaluarlo y decidir si enviaba un médico, una UVI móvil, un ingreso hospitalario, o nada. La madre insiste en que su hijo está tan mal que no puede ponerse al teléfono, como es lógico. A lo que el médico repone:
«Yo no escucho que te ahogues. Su hijo respira perfectamente».
El médico sigue insistiendo en si no ha tomado algo, o si está en algún tratamiento psiquiátrico. Mientras, se escucha cómo el muchacho hace enormes esfuerzos por hablar y con un hilo de voz desesperada, alcanza a gritar por el otro lado del teléfono:
«¡Me ahogo!»
La madre alega que su hijo ni siquiera salió el día anterior, que no ha tomado nada, pero el médico agrega: «Él puede decir lo que quiera, pero respira perfectamente porque habla perfectamente, ¿vale?»
Ante la insistencia de la mujer, el médico accede y dice: «Va a ir un médico, pero sí respira. Hasta luego.»
«Parece más bien que está tocado de algo», concluye antes de cerrar.