Cuando un niño pequeño es sometido a intervenciones quirúrgicas complejas, la preocupación de la familia es enorme.
Pero al menor indicio de recuperación la felicidad de los progenitores no tiene nombre. Como el caso de un niño en Vermont, que a los dos días de una operación de cráneo da sus primeros pasos.
Branson Figueroa es un niño de 23 meses que nació con una extraña enfermedad llamada craneosinostosis, se trata de un defecto de nacimiento donde los huesos del cráneo se fusionan antes de que el cerebro esté completamente formado.
La madre de Branson, sabía que algo andaba mal con su hijo porque muchas veces despertaba llorando en medio de la noche. Lo llevó al médico, al examinarlo lo remitió de inmediato a que le hicieran una tomografía computarizada, los resultados mostraron el diagnóstico.
Heather buscó varias opiniones médicas de cómo tratar a Branson. Algunos dijeron que necesitaba cirugía de inmediato, otros que debía esperar hasta ser mayor.
«Sentí en mis entrañas que necesitaba la ayuda ahora», dijo la madre.
El cráneo del Branson era demasiado pequeño para el tamaño de su cerebro que requiere seguir creciendo. Lo que hicieron los expertos fue adaptar la bóveda craneal para que su cerebro pueda crecer adecuadamente.
De no someterse a la operación, el niño podría correr el riesgo de quedar con una cabeza deformada, cambios en la forma de la carita, presentar convulsiones, somnolencia, aumento de la irritabilidad, e incluso retrasos en el desarrollo.
Heather recorrió varios hospitales antes de decidirse por el Vermont Medical Center y programó la cirugía.
«Me costó reconocer si lo que estaba haciendo era indicado. Pero con el apoyo de foros en línea y grupos de familias de Facebook con niños con craneosinostosis, supe que era lo correcto», aseguró la madre.
Branson se sometió durante siete horas a la cirugía el pasado 16 de octubre. Los padres estaban nerviosos, pero optimistas de que todo saldría bien.
La madre grabó un vídeo que subió a las redes sociales, donde se veía al pequeño sonriendo, con un vendaje envuelto alrededor de su cabeza.
Solo dos días después de la operación, daba sus primeros pasos acompañado de una enfermera por los pasillos del hospital.
“Estoy justo frente a ti, ¡Lo estás haciendo muy bien! ¡Buen chico!’, decía la motivadora madre.
Finalmente, cuatro días después de la cirugía, los médicos le dieron el alta, ya podía irse a casa en Nottingham, New Hampshire.
«Debería estar totalmente bien ahora. Simplemente tiene que volver a los médicos para los chequeos, pero debe vivir una vida normal y crecer normalmente», comentó Heather.
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