Todas las religiones tienen la misma validez y deben ser respetadas por los demás. El Candomblé es una religión africana ampliamente practicada en la cual sus creyentes adoran a sus orishas, entidades místicas, a través de bailes, cantos y ofrendas.
Lamentablemente, una madre brasileña separada injustamente de su hija por defender y practicar su religión abiertamente; teniendo que luchar por ella con todas sus fuerzas. Pero Kate Ana Belintani, de 41 años, no se resignaría a perder a su pequeña Luana, de solo 12 años de edad.
Todo sucedió en São Paulo, cuando la propia abuela materna de Luana acudió a los tribunales del Juzgado 2º de lo Penal de Araçatuba para alegar que la niña había sido objeto de malos tratos en un centro candomblé frecuentado por sus padres.
Para los defensores de los derechos humanos, estaba claro que el proceso fue impulsado por la intolerancia religiosa, ya que todo sucedió porque Luana, que práctica el candomblé, pasó por un proceso de bautismo durante 7 días en el centro religioso.
El proceso, que se llama renacimiento es complejo y suele durar de diez a 21 días. Durante este período, la persona permanece en absoluto reposo, viste solo ropa blanca y se sienta únicamente en el piso o en un taburete de madera.
Además, la persona se somete a rituales de limpieza espiritual, toma baños de hierbas para purificar su cabello; se afeita todo el cabello y recibe unas marcas y diseños en el cuerpo hechos con productos naturales. Después de este proceso, el nuevo miembro es presentado a la comunidad como miembro del candomblé.
Luana estaba acostada cuando fue sorprendida por policías que invadieron el centro religioso. En ese momento, estaba acompañada de la iabassê María José de Souza, de 58 años. De inmediato, ambas negaron que estuviera sucediendo algo indebido. Pero no creyeron en la palabra de la menor.
La abuela de la niña, Maria de Lourdes Vanzelli, de 72 años, había pedido la custodia provisional de la menor. Los padres de Luana no fueron escuchados por el juez ni por el Ministerio Público del Estado de São Paulo.
Belintani cree que fue objeto de prejuicios religiosos, porque su familia es católica
“Así, sin ser escuchada por el juez, perdí la guardia de mi hija. Nunca imaginé que mi familia podría hacer eso”, dijo la abatida madre.
Tras 17 largos días, el juez Danilo Brait devolvió la custodia de Luana a su madre. La decisión del juez tomó en cuenta el examen corporal realizado sobre la niña, señalando que no presenta heridas, magulladuras ni signos de agresión.
«Fue una victoria contra la intolerancia religiosa y una señal más de que, juntos y conscientes, los pueblos africanos somos capaces de superar la intolerancia, y mantener la grandeza y el honor de nuestra religión», afirmó el abogado Hedio Silva Junior, líder de Idafro (Instituto de Defensa de los Derechos de las Religiones Afrobrasileñas) y responsable de la defensa de Kate Belintani.
Afortunadamente, esta pequeña pudo volver al lado de sus padres y sentirse más orgullosa que nunca de sus raíces, pese a las críticas y la falta de consciencia de los demás.
Nadie debería ser rechazado por su condición, apariencia, raza ni religión. Este caso ha generado una gran polémica , lo importante es que todos los padres del mundo mantengan el compromiso de garantizar la salud y bienestar de sus hijos. Comparte este caso.