La depresión no es juego. Cuando una persona está deprimida, no tiene ganas de hacer absolutamente nada. Se siente tristeza, se lloran mares de lágrimas sin motivo aparente, las actividades cotidianas pronto dejan de tener sentido, cuesta conciliar el sueño, el apetito se va, en fin, se convive con la melancolía.
En muchas ocasiones el individuo depresivo no conoce las herramientas necesarias para afrontar su situación, pero en esta historia que te contaré a continuación verás que esta enfermedad, que más que del cuerpo y de la mente, es del alma, sí se puede superar.
Robson Aparecido Barbosa
Cuando creía que la tristeza y la angustia nunca lo abandonarían, Robson Aparecido Barbosa, un ex vigilante de seguridad brasileño de 42 años de edad demostró que son múltiples y muy variadas las fórmulas para salir de la depresión.
Durante los 8 años que trabajó en el área de seguridad, el hombre vivió sumido en una profunda tristeza que al final terminó en un diagnóstico de depresión severa.
Después de un intento de suicidio en el punto más alto de su depresión, un psicólogo le indicó que hiciera algún tipo de trabajo manual que ocupara su mente.
Afortunadamente, este incidente le brindó la oportunidad de cambiar radicalmente de empleo, sin saber que su nuevo emprendimiento sería la cura a su eterno abatimiento.
Fue así como, después de dejar su trabajo, Barbosa decidió ser manicurista contra todo prejuicio, y ahora su profesión se ha convertido en su arma más poderosa para domar al monstruo de la depresión.
“Estoy feliz con esta nueva oportunidad que ha iluminado de nuevo mi vida”, aseguró Robson Barbosa.
El carioca pasa sus días tranquilamente en Boqueirão en Curitiba, Brasil, pintando, lijando, cortando y embelleciendo las uñas de sus clientes dentro de un salón especializado en uñas falsas de acrílico, gel y fibra de vidrio, instalado por su esposa Vanessa Maceno, de 37 años de edad, en el garaje de su casa.
El negocio comenzó hace tres años, en 2016, y hoy en día el matrimonio atiende un promedio de 16 personas por día, y cada implante de uñas tiene un costo de entre 70 y 100 dólares, según el modelo, pero su dedicación al trabajo lo ha hecho el favorito de sus clientes.
Robson Aparecido Barbosa y su esposa Vanessa Maceno
“Tenía un poco de prejuicio al decir que me clavé un clavo, pensé que este trabajo no era para hombres, pero esto es pura tontería. Para no estar solo en casa, comencé a ayudar a mi esposa con los clientes. Quito el esmalte de uña y lijo la otra. Así es como aprendí gradualmente a hacer uñas”, dijo Barbosa.
A Robson le gusta conversar con sus clientes. Dice que esto es realmente terapéutico para él ya que, como vigilante no hablaba mucho, dejándose absorber más bien por sus pensamientos negativos.
Después de un asalto sufrido y una posterior cirugía en la que perdió parte del intestino grueso, la unión entre Barbosa y su esposa se ha visto fortalecida ya que, juntos lograron vencer todas las crisis que la vida les ha planteado hasta ahora, incluyendo la superación de la depresión.
Definitivamente, aunque no apetezca, hay que hacer un esfuerzo aunque sea pequeñito cada día para conseguir salir de la oscuridad que a veces amenaza con cubrirnos.
Comparte esta historia de lucha y fuerza interior con tus familiares y amigos, y recuerda que la angustia, el miedo y la tristeza pasarán algún día. Tu situación actual puede mejorar aunque tú no lo creas. Porque la solución existe, y en poco tiempo, podrás verla tú también.