Las madres son capaces de cualquier sacrificio por sus hijos, y cuando son ancianitas lo menos que merecen es el cuidado de ellos. Pero una septuagenaria colombiana no tuvo esa suerte, sus dos hijas la dejaron a la deriva y las condiciones en las que vive son realmente infrahumanas.
Una noticia causó conmoción en las redes sociales cuando el periodista Giovani Marulanda compartió una publicación sobre el caso de una humilde y solitaria mujer de casi ochenta años de edad, que vive en condiciones extremadamente precarias en un barrio de Medellín.
“Se llama Teresa, tiene 79 años y fue abandonada por 2 hijas; vive en un rancho de madera a punto de colapsar en la zona montañosa del barrio Caicedo, en la Comuna 8 de Medellín. Cuando la encontramos llevaba 3 días sin comer y hoy necesita de nuestra solidaridad”, dijo Marulanda.
El hombre no dudó en grabar la triste escena que encontró y los ojos humedecidos por las lágrimas de la desvalida mujer conmovían profundamente a quienes tuvieron la oportunidad de mirarla. Una vecina era la única que la ayudaba con un poco de comida cuando podía.
Teresa, como se llama la humilde madre, tiene dos hijas que no se preocupan por ella y a las que no ve desde hace mucho tiempo. Cuando el periodista le preguntó si le dolían los pies, con los ojos llenos de lágrimas respondió que le dolían demasiado los hombros y los codos.
El video publicado por el periodista Marulanda llegó a manos del alcalde Daniel Quintero, quien de inmediato delegó a un equipo de sus funcionarios y trabajadores sociales para que se apersonaran en la vivienda de la mujer y se encargaran directamente del caso.
“Un equipo de la Alcaldía desde la Secretaría de Inclusión Social va en camino a visitarla. Les contaré avances”, expresó el edil.
En efecto, Mónica Alejandra Gómez quien es la secretaria de Inclusión Social de Medellín, visitó la pequeña y hacinada pieza donde vivía Teresa y vio los objetos, bolsas, algunos cuadros, cobijas y trapos regados con una maltrecha cama que no eran para nada dignos para ningún ser humano. La mujer se veía extremadamente agotada, y vestía un pijama con unas desgastadas sandalias de casa.
“Doña Teresa fue atendida y tiene sus derechos garantizados hoy. Trabajaremos en los vínculos de su red familiar para que pueda volver a su hogar en condiciones dignas”, indicó Gómez.