Elena Keneddy creció junto a dos hermanos de una edad muy similar a la de ella. Los chicos eran gemelos adoptados y eran afroamericanos.
Sin embargo, no fue sino hasta muchos años después que ella se dio cuenta de que esto podía significar una injusta diferencia en la vida para ellos. Tras el sinfín de injusticias que están sucediendo en el mundo, Elena ha decidido contar su experiencia.
“Los adoptaron apenas dos años después de que en los Estados Unidos levantaran la ley que hacía ilegal los matrimonios interraciales. Cinco años después de la ley que prohibía la discriminación en base a la raza”, explicó Elena.
Elena y sus hermanos crecieron en Montclair, New Jersey. En aquel tiempo había un proyecto para asegurarse de que las escuelas resultasen más integradas.
Elena fue enviada a una escuela pública donde ella y la maestra eran las únicas personas blancas. Sus hermanos fueron enviados a otro lugar.
Cuando llegó la secundaria sí asistieron al mismo instituto y fue entonces cuando Elena comenzó a escuchar que todos juzgaban y observaban a sus hermanos.
“Muchos de nuestros conocidos no lograban vernos como hermanos a pesar de que teníamos el mismo apellido y compartíamos padres”, lamentó Elena.
Si acudían juntos a una tienda, vigilaban exhaustivamente a sus hermanos. En una ocasión, uno de ellos tomó una camiseta para mostrarla a Elena y el vendedor se apresuró a ir tras él porque pensó que la estaba robando.
Cada vez que sus hermanos conducían, la policía los detenía sin motivo alguno. Fue realmente duro darse cuenta de que sus hermanos enfrentarían una vida llena de dificultades.
“Aunque nos criaron en la misma familia, sus experiencias eran muy diferentes a las mías. Afuera en el mundo los trataban muy distinto a mí”, dijo Elena.
Lo que más sorprendió a Elena a medida que pasaban los años, era que todos le preguntaban cómo era crecer con dos hermanos afroamericanos. Ella no entendía cómo eso podía ser diferente que cualquier otra relación de hermanos.
Ahora, comprende que todavía queda un gran camino para que la gente no vea a Billy y Toby como “diferentes”.
Las palabras de Elena son una clara señal de lo diferente que es la vida para las personas de color. Ella y sus hermanos pertenecían a la misma familia, al mismo estrato social y crecieron rodeados de muchísimo amor.
Por desgracia, el color de piel fue lo único que necesitaban para vivir una realidad mucho más injusta y plagada de obstáculos.
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