Hay acciones que no pueden ser justificadas de ninguna manera y, entre ellas, quizá una de las más graves sea abandonar a un hijo. Lamentablemente, son muchos los casos de padres que se deshacen de sus pequeños, como si se tratara de un producto que adquirieron en la tienda.
Tal es el caso de Dima Kalekin, un bebé ucraniano al que sus padres abandonaron apenas se enteraron de que sufría de hidrocefalia, una enfermedad que se caracteriza por la acumulación de líquido en el cerebro. Sin embargo, la suerte de Dima cambió cuando una familia norteamericana decidió darle un hogar y así alejarlo para siempre de la guerra y el abandono.
Debido a su enfermedad, pronto Dima fue enviado a un orfanato para niños discapacitados ubicado en un pueblo llamado Kramatorsk, al oeste de Ucrania. Para cuando este pequeño cumplió los 4 años, aún no podía ejecutar tareas básicas como comer con cubiertos o incluso caminar.
Por esta razón sus cuidadores estaban convencidos de que Dima nunca se desarrollaría normalmente. De hecho, les impresionaba que hubiese vivido tanto tiempo y que incluso pudiese decir unas pocas palabras.
Pero cuando la guerra comenzó en Ucrania, todos los huérfanos de Kramatorsk, incluido Dima, quedaron atrapados en el fuego cruzado.
Por más sorprendente que parezca, nadie pudo decidir quién debía hacerse responsable de evacuar el orfanato, pues este se encontraba dentro del territorio disputado.
Sin poder cubrir necesidades básicas como comida, medicina e incluso agua, los cuidadores y los huérfanos huían de un lugar a otro, hasta que un grupo simpatizante de separatistas rescató a los huérfanos y se los llevaron a los oficiales ucranianos.
Los doctores tuvieron que contener las lágrimas cuando los niños hicieron su entrada en el hospital. Dima apenas parecía estar vivo, puesto que la guerra y su estado delicado de salud habían causado estragos en él.
«Dima y los otros niños fueron rescatados de la guerra», explica uno de los doctores que recibió a los huérfanos en el hospital.
En su condición y con su enfermedad, Dima no tenía probabilidades de sobrevivir en nuestro país».
Desesperado, el equipo médico decidió llamar a un sacerdote para que rezara por que Dima encontrara una familia que lo amara.
Quizá las oraciones hayan sido escuchadas porque pocas semanas después de haber sido trasladado a un nuevo orfanato, Dima fue visitado por una familia de Vermont, Estados Unidos.
Los nuevos padres de Dima cuentan que, conscientes de lo terrible que era la guerra, estaban determinados a adoptar a un bebé ucraniano. Desde la primera vez que vieron a Dima, supieron que debían llevarlo a casa.
Para ese momento, ya la pareja había adoptado otros 7 niños, así que tenían mucha experiencia para proceder con la documentación que se necesitaba. Dima fue adoptado oficialmente en septiembre de 2015, tan solo dos meses después de haber conocido a su nueva familia.
A partir de entonces, Dima sería llamado por su nuevo nombre: Zebediah Chaves.
Dos días después de haber llegado a los Estados Unidos, Zebediah hizo un avance sorprendente: ¡comenzó a utilizar la cuchara!
Un año después, Zebediah fue capaz de hablar… ¡Y resultó ser bilingüe! Y no solo eso, este pequeño también aprendió a caminar. Los doctores tienen esperanzas de que va a poder desarrollarse como un niño normal y saludable, tomando en cuenta que, a pesar de su condición, no ha sufrido ningún daño significativo.
Después de todo por lo que ha pasado el valiente Zebediah, resulta maravilloso saber que se ha adaptado tan bien a su nueva vida (y nuevo nombre). Esperamos de corazón que la vida siga sonriéndole a este pequeño, como lo ha hecho hasta ahora.
La corta vida de Dima bien podría ser el tema de una novela. Sin embargo, a pesar del abandono y de haber vivido la guerra en carne propia, hoy este niño vive feliz. ¡Comparte su historia!