Cada persona es libre de hacer con su cuerpo lo que quiera, siempre y cuando no afecte a los demás, aunque en algunos casos prevalece la necesidad de lucir diferente y no la importancia de garantizar un buen estado de salud.
Foxy Menagerie, de Michigan, es una mujer de 42 años, divorciada y obsesionada con la cirugía que insiste en seguir agrandando sus senos a pesar de caerse por las escaleras porque son muy pesados.
“Estoy un poco obsesionada con la cirugía porque realmente me gusta el resultado”.
Foxy comenzó a someterse a las cirugías hace seis años para renovar su apariencia tras un divorcio y no descansará hasta lograr lo que ella considera la imagen “perfecta”.
Actualmente sus senos son doble copa Z, sus implantes miden 6.640 centímetros cúbicos, y planea expandirlos aún más porque quiere parecerse a Jessica Rabbit.
“Quiero la figura perfecta de reloj de arena”.
Sus senos todavía están creciendo porque tiene expansores para alcanzar los 7.000 centímetros cúbicos antes hacerse otras cirugías.
«Me siento fantástica cuando me operan, me hace muy feliz ver a la nueva persona en la que me estoy convirtiendo».
Los implantes generalmente comienzan cerca de 400 centímetros cúbicos y suben con cada 200 centímetros cúbicos que representan un tamaño de copa adicional.
Aunque a Foxy le encanta el tamaño actual de sus senos, admite que algunas actividades cotidianas le resultan un poco difíciles.
«Lo peor de tener senos tan grandes es descubrir que no puedo hacer algunas cosas tontas, tal como cocinar en el quemador frontal de la estufa».
«Bajando las escaleras, me caigo mucho, así que me aferro a la barandilla para salvarme la vida”.
Foxy agregó que durante su niñez era muy tímida y callada hasta que comenzó a modelar en la adolescencia.
Para Foxy las cirugías impactan directamente en su confianza porque gracias a ellas puede tener el aspecto que busca. Reconoce que le ha costado mucho llegar a este punto,y no piensa dar vuelta atrás.
«Recibo mucha atención y eso nunca me molesta a menos que alguien cruce la línea y sea grosero. La mayoría de las personas son muy amables y curiosas».
Ella está acostumbrada a recibir atención diaria de colegas de trabajo y extraños por igual, y no culpa a nadie por mirarla porque dice que es como ver al Monstruo del Lago Ness.
«Me encanta hacerme fotos con la gente y conocer nuevas personas”.