A simple vista Tanadet Petnoi parece un chiquillo de cinco años tan normal como cualquier otro. Vive junto a su familia en una casa típica de madera de Samut Prakan, una localidad que se encuentra en las afueras de Bangkok y que es conocida por algunos como la “Venecia oriental”.
Para los lugareños, la mejor forma de trasladarse de un lugar a otro, es en bote a motor, navegando a través de los canales, ya que de otro modo podrían conseguir inconvenientes para movilizarse, no sólo por la falta de vías de comunicación, sino también por el tráfico.
Tanadet, que apenas tiene cinco años, comenzó con su afición por los botes en un juego de vídeo, en el cual se había vuelto un experto al conducir una lancha a motor en carreras y competencias.
Sin embargo, un día el padre de Tanadet pensó que ya estaba lo suficientemente grande para aprender a navegar, así que comenzó a enseñarle cómo poner en marcha el motor del bote y de qué forma conducir la embarcación sin problemas a través de los canales.
Ante los medios, que se han maravillado con la destreza de Tanadet, el pequeño asegura que no siente miedo en lo absoluto. Su padre lo enseñó a navegar y está acostumbrado a ir en bote desde que era un bebé, así que esto ya hace parte de su vida.
El pequeño ya no tiene que recurrir a su juego de vídeo para hacer lo que más le gusta, pues ha demostrado a su padre que tiene todas las capacidades para navegar sin problemas.
Tanadet aprende rápido, ya no solo tiene las nociones necesarias para conducir la embarcación, también está adquiriendo algunos conocimiento en cuanto a la navegación.
Lo único que no puede hacer el niño, nos explica el padre de Tanadet, es encender el motor. Aunque sabe de sobra cómo se hace, es demasiado pequeño para halar lo suficiente de la cuerda, así que siempre recibe ayuda y supervisión adulta en cuanto a este proceso.
El padre de Tanadet ha sido muy responsable, velando por la seguridad del niño en todo momento, incluso lo obliga a subir a la embarcación usando un buen chaleco salvavidas, para prevenir los inconvenientes.
Cada día Tanadet va al colegio en su bote. Lo conduce a una velocidad promedio de 40 kilómetros por hora y tal y como hace el resto de los lugareños, navega para ahorrarse inconvenientes, como el tránsito.
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